Mientras el mundo se enfrenta a las consecuencias de su propia producción, la lucha contra la contaminación por plásticos, destacada como tema central del Día Mundial del Medio Ambiente de ayer bajo el lema global #BeatPlasticPollution, se vuelve cada vez más urgente. En un momento en que cifras asombrosas indican que más de 11 millones de toneladas de plástico terminan cada año en las masas de agua, y otros 13 millones de toneladas contaminan el suelo, la comunidad científica asume un papel clave. En Croacia, uno de los líderes en esta lucha es el Instituto Ruđer Bošković (IRB), donde los expertos, a través de proyectos innovadores e investigaciones interdisciplinarias, buscan arrojar luz y ofrecer soluciones a uno de los mayores desafíos ecológicos de nuestro tiempo.
Las investigaciones se llevan a cabo con gran intensidad en la División de Investigación Marina y Ambiental (ZIMO) ubicada en Zagreb y en el Centro de Investigación Marina (CIM) en Rovinj, asegurando así un enfoque integral del problema, desde las aguas continentales hasta el mar Adriático.
Una amenaza invisible que impregna el planeta
El plástico, una vez celebrado como un material revolucionario, hoy muestra su lado oscuro. El problema va más allá de los residuos visibles que flotan en los océanos o yacen en los vertederos. El verdadero peligro se esconde en lo que es invisible para el ojo. Mediante largos procesos de degradación bajo la influencia del sol, el agua y las fuerzas mecánicas, los trozos más grandes de plástico se descomponen en microplásticos (partículas de menos de 5 milímetros) y nanoplásticos. Estos diminutos fragmentos se han vuelto omnipresentes y se han encontrado en las cumbres más altas del planeta y en las fosas oceánicas más profundas. Su infiltración en las cadenas alimentarias es sistemática y alarmante. Los ingerimos a través del agua que bebemos, los alimentos que comemos e incluso el aire que respiramos. Estudios recientes han confirmado su presencia en la sangre humana, los pulmones e incluso en la leche materna, planteando serias dudas sobre las consecuencias a largo plazo para la salud humana. Su peligro no radica solo en su presencia física, sino también en su naturaleza química. Actúan como esponjas, adhiriendo a sí mismos otros contaminantes peligrosos del medio ambiente, como metales pesados, contaminantes orgánicos persistentes y pesticidas, y así los introducen de forma concentrada en los organismos.
La respuesta científica del IRB: Modelando el coste ecológico del plástico
Para cuantificar el daño real que causa el plástico, en el Instituto Ruđer Bošković se están llevando a cabo una serie de investigaciones avanzadas. "El plástico hoy no es solo un residuo, es un contaminante que vive una larga vida", explica gráficamente la Dra. Nina Marn del Laboratorio de Informática y Modelización Ambiental. Ella está al frente del proyecto QPlast, financiado por la Fundación Croata para la Ciencia (HRZZ), cuyo objetivo es medir con precisión las consecuencias físicas, químicas y de comportamiento de la exposición al plástico en los organismos vivos.
En el marco de este proyecto, los científicos aplican sofisticados modelos informáticos, conocidos como modelos DEB (Dynamic Energy Budget). Estas herramientas permiten simular y predecir cómo la presencia de microplásticos afecta los procesos vitales fundamentales de los organismos, desde la ingesta y distribución de energía, pasando por el crecimiento y el desarrollo, hasta la capacidad reproductiva y los cambios en el comportamiento. "Con este proyecto queremos demostrar que es posible conectar los diferentes efectos del plástico en la naturaleza, pero también que necesitamos herramientas interdisciplinarias para comprender realmente el daño que causa el plástico", destaca la Dra. Marn. De esta manera, la ciencia se aleja del mero registro del problema y avanza hacia una comprensión predictiva del coste ecológico que como sociedad pagamos por la contaminación por plásticos.
El río Krka como foco de investigación: De la trucha al parásito
Uno de los laboratorios naturales más valiosos de Croacia, el río Krka, se ha convertido en la ubicación central de otro proyecto clave del IRB llamado PlastOrgAnoTox. Dentro del singular paisaje kárstico, los científicos investigan la compleja interacción de los microplásticos y los organismos. El proyecto, dirigido por la Dra. Vlatka Filipović Marijić del Laboratorio de Efectos Biológicos de los Metales, abarca todo el curso del río, desde las truchas de arroyo en las zonas de nacimiento limpias hasta las doradas y los mejillones en la desembocadura en el mar. Este enfoque permite conocer el destino y el impacto del plástico en diferentes ecosistemas de agua dulce y salobre. Los numerosos turistas que visitan esta área a menudo no son conscientes de los esfuerzos científicos que se invierten en la conservación de su belleza.
"En el marco del proyecto, analizaremos organismos del entorno natural y de granjas, pero también realizaremos exposiciones experimentales para determinar cómo los microplásticos y otros contaminantes que transporta afectan los cambios bioquímicos y fisiológicos en los organismos acuáticos y, por lo tanto, indirectamente a la nutrición humana", explica la Dra. Filipović Marijić. Un segmento especialmente innovador de la investigación es el análisis de los parásitos intestinales de los peces como posibles bioacumuladores de microplásticos. "Esto nos abre una perspectiva completamente nueva en las investigaciones para demostrar si existe una transferencia de microplásticos dentro del propio organismo, es decir, del huésped a los simbiontes que habitan sus microecosistemas internos", añade la científica. Las investigaciones que se llevan a cabo en el Parque Nacional de Krka son de vital importancia para comprender el destino del plástico en los ríos kársticos.
La diminuta pulga de agua al servicio de la ciencia
En el mismo laboratorio, el foco de la investigación de la Dra. Tatjana Mijošek Pavin se centra en uno de los organismos más pequeños pero ecológicamente de suma importancia: la pulga de agua (Daphnia magna). Este crustáceo de agua dulce es un eslabón clave en las cadenas alimentarias acuáticas, conectando las algas de las que se alimenta con los peces que se alimentan de él. Debido a su extrema sensibilidad a los cambios en la composición química del agua, la pulga de agua es un organismo modelo ideal para las pruebas ecotoxicológicas.
Las investigaciones se centran en los efectos combinados y sinérgicos de los microplásticos y otros contaminantes químicos. "Es especialmente preocupante que el plástico en el medio ambiente a menudo no actúa solo, sino que adhiere a sí mismo productos químicos peligrosos, como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), que son conocidos carcinógenos", subraya la Dra. Mijošek Pavin. Su equipo realiza pruebas de inmovilización, donde se observa cómo la combinación de microplásticos y HAP afecta la movilidad de las pulgas de agua. "Estas pruebas muestran en qué medida los efectos combinados se desvían de los individuales, es decir, si su acción conjunta es aditiva, sinérgica o antagónica", explica. Los resultados son clave para evaluar el riesgo real en los ecosistemas, incluidas las áreas protegidas como el Parque Nacional de Krka.
El plástico en el medio ambiente es más que un problema de residuos
Las investigaciones científicas en el Instituto Ruđer Bošković confirman inequívocamente que el plástico no es un residuo inerte, sino un agente química y biológicamente activo que cambia fundamentalmente el medio ambiente. Dado que a nivel mundial solo se recicla el nueve por ciento del plástico producido, enormes cantidades terminan en la naturaleza, donde, debido a su persistencia, permanecen durante siglos, fragmentándose gradualmente e introduciéndose en todos los poros de la vida en la Tierra. Las iniciativas llevadas a cabo por los científicos del IRB, financiadas a través de programas como los de la Fundación Croata para la Ciencia, son necesarias para crear las bases de futuras políticas de protección ambiental y para la toma de decisiones basadas en datos científicos verificados. Precisamente esta sinergia de ciencia, política y público es clave para ganar la batalla contra la contaminación por plásticos, por lo que desde el Instituto se ha hecho un llamamiento a la acción conjunta a todos los actores de la sociedad.
ALOJAMIENTO CERCANO
Croacia
Croacia, Croacia
Hora de creación: 15 horas antes