Bajo la inmensa y aparentemente inmóvil capa de hielo de la Antártida, se esconde un mundo dinámico y complejo del que la humanidad sabe sorprendentemente poco. A gran profundidad bajo kilómetros de hielo, en una oscuridad eterna, se encuentra una vasta red de ríos y lagos que desempeña un papel crucial en la estabilidad de todo el continente y, por lo tanto, en el futuro del nivel global del mar. Descubrimientos recientes, posibles gracias a la avanzada tecnología satelital, han arrojado nueva luz sobre este sistema hídrico oculto, revelando que es mucho más activo y complejo de lo que se suponía hasta ahora. En el corazón de este avance se encuentra la identificación de hasta 85 lagos subglaciales hasta ahora desconocidos, lo que aumenta en más de un cincuenta por ciento el número de cuerpos de agua activos conocidos bajo el hielo antártico.
El ojo satelital que atraviesa el hielo
Este descubrimiento revolucionario no habría sido posible sin el incansable trabajo del satélite CryoSat de la Agencia Espacial Europea (ESA). Lanzado en 2010, CryoSat fue diseñado con un objetivo principal: medir con precisión el espesor del hielo marino polar y monitorear los cambios en la altura de las capas de hielo en Groenlandia y la Antártida. Su instrumento clave, un altímetro de radar, es capaz de detectar incluso las variaciones más pequeñas y sutiles en la altura de la superficie del hielo. Es precisamente esta capacidad la que ha permitido a los científicos "ver" lo que sucede kilómetros más abajo. En concreto, cuando un lago subglacial se llena de agua, la superficie del hielo sobre él se eleva ligeramente, a veces solo unos pocos metros. Cuando el lago se drena, la superficie desciende. Al analizar los datos recopilados durante toda una década, de 2010 a 2020, los investigadores pudieron crear un mapa detallado de estos ciclos de llenado y vaciado, revelando la ubicación de lagos que hasta ahora habían sido completamente invisibles.
Gracias a esta serie de datos de una década, los científicos pudieron identificar 12 ciclos completos de llenado y vaciado, lo que eleva el número total de eventos de este tipo registrados en el mundo a 48. Se trata de un avance significativo en la comprensión de procesos que, debido a su inaccesibilidad, son extremadamente difíciles de observar. Como explicó Sally Wilson, candidata a doctora en la Universidad de Leeds y autora principal del estudio publicado en la prestigiosa revista Nature Communications, el conocimiento sobre los lagos subglaciales y el flujo de agua bajo el hielo era muy limitado precisamente porque están ocultos bajo cientos, e incluso miles, de metros de hielo. Observar estos eventos en tales condiciones representa un enorme desafío científico.
Un mapa ampliado del mundo acuático oculto
Con el descubrimiento de 85 nuevos lagos, el número total de cuerpos de agua subglaciales activos conocidos en la Antártida ha aumentado a 231. Pero la importancia del estudio va más allá de la mera enumeración. La investigación también reveló nuevas rutas de drenaje hasta ahora desconocidas bajo la capa de hielo, incluidas cinco redes interconectadas de lagos subglaciales. Esto sugiere la existencia de un complejo "sistema de fontanería" que transporta enormes cantidades de agua bajo el hielo, afectando la dinámica de toda la capa de hielo.
La profesora Anna Hogg de la Universidad de Leeds, coautora del estudio, destacó la fascinante conclusión de que las áreas de los lagos subglaciales pueden cambiar durante los diferentes ciclos de llenado y vaciado. "Esto demuestra que la hidrología subglacial de la Antártida es mucho más dinámica de lo que se pensaba, por lo que debemos seguir monitoreando estos lagos a medida que evolucionan en el futuro", enfatizó. Esta dinámica es clave para comprender cómo se comporta la capa de hielo y cómo responderá a futuros cambios climáticos.
¿Cómo se forman y por qué son importantes los lagos subglaciales?
El agua de deshielo subglacial se forma por una combinación de dos procesos: el calor geotérmico que irradia desde el interior de la Tierra y el calor generado por la fricción a medida que los enormes glaciares se mueven lentamente sobre el lecho rocoso. Esta agua puede acumularse en depresiones en la roca, formando lagos que se vacían periódicamente. El flujo de esta agua tiene una consecuencia de suma importancia: actúa como un lubricante, reduciendo la fricción entre el hielo y la roca sobre la que descansa. La fricción reducida permite que el hielo se deslice más rápidamente hacia el océano, acelerando así el proceso de pérdida de masa de hielo del continente y contribuyendo directamente al aumento del nivel global del mar.
Sin embargo, no todos los lagos subglaciales son activos. Muchos se consideran estables porque no se sabe que se llenen o se vacíen. El lago subglacial más grande conocido en el mundo es el lago Vostok, situado bajo casi cuatro kilómetros de hielo en la Antártida Oriental. Se estima que contiene entre 5.000 y 65.000 kilómetros cúbicos de agua, suficiente para llenar y desbordar el Gran Cañón al menos 25 veces. Aunque el Vostok se considera estable, su eventual vaciado tendría consecuencias cataclísmicas para la estabilidad de la capa de hielo antártica, la circulación del océano circundante, los ecosistemas marinos y, por supuesto, el nivel global del mar. Sirve como un poderoso recordatorio de las inmensas fuerzas que actúan bajo el hielo.
El eslabón perdido en los modelos climáticos
Una de las contribuciones más importantes de esta investigación reside en su aplicación a la modelización climática. Los modelos numéricos existentes que se utilizan para proyectar la contribución de capas de hielo enteras al aumento del nivel del mar a menudo no incluyen la hidrología subglacial. En pocas palabras, el complejo sistema de agua bajo el hielo representa el "eslabón perdido" en nuestras predicciones sobre el futuro.
Sally Wilson explica: "Al mapear dónde y cuándo estos lagos están activos, podemos comenzar a cuantificar su impacto en la dinámica del hielo y mejorar las proyecciones del futuro aumento del nivel del mar". Los nuevos conjuntos de datos sobre la ubicación, la extensión y las series temporales de los cambios en los lagos subglaciales serán invaluables para desarrollar modelos más sofisticados que reflejen con mayor precisión los procesos reales. Martin Wearing, coordinador del Clúster de Ciencia Polar de la ESA, confirmó la importancia de la misión CryoSat, señalando que demuestra una vez más su papel clave en la mejora de nuestra comprensión de las regiones polares. Cuanto más sepamos sobre los complejos procesos que afectan a la capa de hielo antártica, incluido el flujo de agua de deshielo en su base, con mayor precisión podremos predecir la escala del futuro aumento del nivel del mar, una información de vital importancia para toda la humanidad.
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