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Nuevo motor de cohete P160C: cómo la ESA con el Ariane 6 y el Vega construye una flota espacial europea más fuerte y competitiva

El nuevo motor de cohete P160C refuerza la independencia de Europa en el acceso al espacio y asegura un inicio de vuelo más potente. Como propulsor común para el Ariane 6 y el Vega, aumenta la carga útil, abre espacio para más misiones comerciales, apoya proyectos institucionales y permite un ritmo de lanzamiento más estable desde el Centro Espacial de Guayana.

Nuevo motor de cohete P160C: cómo la ESA con el Ariane 6 y el Vega construye una flota espacial europea más fuerte y competitiva
Photo by: ESA/ArianeGroup/ ESA/ArianeGroup

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha concluido una fase clave del desarrollo del nuevo gran motor de cohete de propulsor sólido P160C. Tras un análisis detallado de los datos recogidos durante un encendido de prueba en abril de 2025 en el puerto espacial europeo de la Guayana Francesa, el motor ha superado la revisión de cualificación y ha sido aprobado oficialmente para su instalación en futuros vuelos de los cohetes Ariane 6 y Vega. Con ello se completa un ciclo de desarrollo de más de tres años que afecta directamente a la competitividad futura de la industria espacial europea.


La cualificación del P160C llega en un momento en que Europa está reestructurando su propia flota de sistemas de lanzamiento y busca la manera de mantener la independencia en el acceso al espacio, ante una competencia global cada vez más aguda. El nuevo motor no es solo una actualización técnica más, sino un elemento central de la modernización de los cohetes Ariane 6 y Vega, con el objetivo de aumentar la capacidad de carga útil, la flexibilidad de las misiones y reducir los costes por lanzamiento.


Sucesor del P120C: qué trae de nuevo el P160C


El P160C es el sucesor directo del motor de cohete de propulsor sólido P120C, que hoy sirve como propulsor lateral del cohete Ariane 6 y como primera etapa del cohete Vega-C. Está siendo desarrollado por Europropulsion, una empresa conjunta de la italiana Avio y la franco-alemana ArianeGroup, bajo la dirección técnica y financiera de la ESA. En comparación con su predecesor, el nuevo motor es aproximadamente un metro más alto y puede transportar unas 14 toneladas adicionales de combustible sólido, lo que eleva la masa total de la carga propulsora a unas 167 toneladas.


El motor mantiene el concepto de carcasa única de compuesto de carbono; se trata de uno de los motores de combustible sólido monolíticos más grandes del mundo. En su interior se encuentra un combustible compuesto a base de polímero HTPB, perclorato de amonio y aluminio, una combinación probada que se utiliza desde hace años en las etapas de combustible sólido europeas. El P160C desarrolla durante su funcionamiento un empuje máximo del orden de 4700 kilonewtons y arde durante algo más de dos minutos, lo suficiente para proporcionar al cohete un potente empuje en los primeros momentos del vuelo, cuando el vehículo es más pesado.


Precisamente esas 14 toneladas adicionales de combustible aportan una serie de beneficios concretos. Para la configuración Ariane 64 (la versión con cuatro propulsores laterales), se estima que el P160C puede permitir una carga útil aproximadamente dos toneladas mayor en comparación con el P120C, dependiendo de la órbita y el perfil de la misión. En la práctica, esto significa un mayor número de satélites en una sola misión, una plataforma más pesada en una órbita más alta o reservas de maniobra adicionales para misiones más complejas al espacio profundo.


Del encendido de prueba a la cualificación


El momento crucial en el desarrollo del nuevo motor ocurrió el 24 de abril de 2025, cuando se realizó un encendido de prueba del modelo de cualificación del P160C en el banco de pruebas BEAP del Centro Espacial de Guayana. El motor funcionó durante unos dos minutos y veinte segundos, mientras decenas de sensores registraban la presión, la temperatura, las deformaciones de la estructura y el comportamiento de la tobera y del sistema de vectorización del empuje.


A diferencia de un lanzamiento, durante la denominada prueba de "fuego caliente" el motor permanece fijado a la construcción vertical de la torre de pruebas. Al encenderse se eleva apenas unos centímetros, pero unos macizos soportes de acero lo mantienen en su sitio, mientras un potente chorro de gases calientes sale por un canal abierto bajo la torre de pruebas. Tal configuración permite simular con la máxima fidelidad la carga real durante el despegue, con un control total y una medición precisa de todos los parámetros clave.


Tras la prueba, se llevó a cabo un análisis detallado (el llamado análisis de primer nivel) en el que equipos de la ESA, de la agencia espacial francesa CNES y de socios industriales comprobaron si se habían alcanzado el empuje esperado, la presión en la cámara, la masa de combustible restante tras el apagado, los niveles de vibración y las cargas térmicas. La revisión de cualificación que ahora ha finalizado confirma que el motor se comporta de acuerdo con las expectativas de diseño y que está listo para pasar de la fase de desarrollo a la producción en serie y al uso operativo.


La conclusión de la cualificación representa también un hito simbólico: el P160C pasa de ser un prototipo a ser un motor que puede instalarse en naves espaciales. En las instalaciones industriales ya se está trabajando en los cuatro primeros ejemplares de vuelo, que se integrarán como propulsores laterales para la próxima configuración reforzada del Ariane 6.


Primer uso en el Ariane 6, y luego en el Vega


Según los planes de la ESA y de los socios industriales, el P160C se utilizará por primera vez en el cohete Ariane 6 en su variante de cuatro propulsores, en un vuelo previsto para 2026. En esa configuración, los nuevos motores proporcionarán el empuje inicial más potente que el Ariane 6 haya tenido hasta la fecha, lo que abre aún más espacio para misiones comerciales e institucionales más exigentes.


En el vehículo de lanzamiento ligero Vega-C, el P160C asumirá el papel de primera etapa en la denominada mejora Vega-C+, y más tarde en el cohete Vega-E, totalmente nuevo. Según los planes actuales, su debut en el Vega está vinculado a las misiones de la nave espacial Space Rider hacia 2028. De este modo, el nuevo motor se extiende por toda la línea de lanzadores europeos (desde los ligeros hasta los pesados), lo que justifica la letra “C” de su denominación, que hace referencia a “common” (uso común en varios cohetes).


Un impulso especial al desarrollo del P160C lo dio también la creciente presión del mercado, principalmente a través de los grandes contratos para el lanzamiento de satélites de la constelación Project Kuiper de la empresa estadounidense Amazon. La mayoría de los 18 lanzamientos previstos del Ariane 6 para ese programa utilizarán precisamente el P160C, lo que significa decenas de motores encargados por adelantado. Estos generosos contratos comerciales dieron la seguridad necesaria de que merece la pena invertir en un motor nuevo y más potente y adaptar la infraestructura de lanzamiento a él.


Cadena industrial: un motor de varios países europeos


El P160C es un ejemplo típico del “mosaico” industrial europeo en el que los componentes clave se crean en diferentes países y la integración final se lleva a cabo en la Guayana Francesa. La carcasa compuesta del motor la fabrica Avio en sus instalaciones de Colleferro, cerca de Roma. Allí, con la ayuda del bobinado y la colocación automatizados de fibras de carbono impregnadas de resina, se fabrica un cilindro macizo que debe soportar altas presiones y temperaturas, pero también seguir siendo lo suficientemente ligero como para no “comerse” la ganancia en capacidad de carga útil.


La tobera (el corazón de todo motor de cohete) la fabrica ArianeGroup en Le Haillan, cerca de Burdeos. Se utilizan materiales compuestos de alta resistencia que soportan temperaturas de unos 3000 grados Celsius y que, al mismo tiempo, permiten dar forma con precisión a la geometría interna para “extraer” el máximo empuje del motor. La tobera está montada sobre cardán, lo que significa que puede pivotar en varias direcciones y así controlar el vector de empuje y estabilizar el vuelo del cohete.


El tercer elemento clave es el cartucho de encendido compuesto, es decir, el sistema de encendido inicial del motor, desarrollado y fabricado por la empresa noruega Nammo en Raufoss, bajo la responsabilidad de Avio. Su tarea es garantizar un encendido fiable y uniforme de toda la etapa, siendo de suma importancia que la presión en la cámara se desarrolle exactamente a la velocidad prevista, sin saltos bruscos que pudieran dañar la estructura.


La última fase de la producción tiene lugar en la Guayana Francesa, donde las empresas conjuntas Regulus y Europropulsion cargan el motor con combustible y realizan la integración final. Los motores terminados se transportan por carretera y ferrocarril dentro del centro espacial hasta los edificios de montaje del Ariane 6 y el Vega, donde se unen al resto del vehículo de lanzamiento.


Por qué los motores booster son cruciales para los sistemas de lanzamiento


Aunque en el habla cotidiana se suelen utilizar como sinónimos los términos “motor” y “booster”, los ingenieros distinguen estos conceptos. Un booster es un motor de cohete montado en el lateral del lanzador, encargado de proporcionar la mayor parte del empuje durante los primeros minutos del vuelo. En el caso del cohete Ariane 6, los propulsores laterales proporcionan alrededor del 90 por ciento del empuje total al despegar, mientras que la etapa criogénica central asume el papel de propulsor principal solo después de que los boosters hayan cumplido su función y se hayan separado.


La configuración actual del Ariane 6 utiliza el P120C como booster, con dos (A62) o cuatro (A64) unidades dependiendo de la misión. Con la introducción del P160C en la variante Block 2, el cohete obtiene un “golpe” inicial más potente sin cambiar el concepto básico. Esto es especialmente importante para el lanzamiento de satélites geoestacionarios pesados, múltiples cargas comerciales o grandes series de satélites más pequeños en órbita terrestre baja.


En el cohete Vega-C y el futuro Vega-E, el mismo motor asume la función de primera etapa, y los propulsores adicionales o las etapas superiores se adaptan a la masa y a la órbita de destino. El uso común del mismo motor en diferentes cohetes reduce los costes de desarrollo y producción, simplifica la logística de los repuestos y permite series más largas, lo cual es clave para lograr un precio competitivo.


BEAP: un banco de pruebas único en la Guayana Francesa


El encendido de prueba del P160C se llevó a cabo en el banco de pruebas BEAP (Banc d’Essai des Accélérateurs à Poudre), la única gran instalación para pruebas verticales de motores de combustible sólido bajo la dirección de la agencia francesa CNES. Situado en el Centro Espacial de Guayana, cerca de Kourou, el BEAP tiene unos 50 metros de altura y está equipado con un canal profundo para dirigir el chorro de gases de escape, así como con una estación de control situada a cientos de metros de distancia para la seguridad del personal.


Esta instalación ya se ha utilizado para probar los grandes boosters del cohete Ariane 5, los motores P80 para el Vega original y el P120C que impulsa hoy al Ariane 6 y al Vega-C. El diseño modular permite la adaptación a diferentes configuraciones de motor, lo que fue clave para la transición relativamente rápida del P120C al P160C en un periodo de solo unos pocos años.


Durante cada prueba se monitorizan las condiciones meteorológicas, incluidas la velocidad del viento, las precipitaciones y la distribución de humo y partículas en el entorno. Para cada encendido de prueba o lanzamiento, el CNES activa una red de varias decenas de sensores fijos y móviles que miden la calidad del aire y del agua, el impacto en la flora y fauna locales y el nivel de ruido en zonas habitadas como Kourou y Sinnamary. Este enfoque permite cuantificar con precisión el impacto ambiental y, cuando sea necesario, mitigarlo aún más.


Producción en serie y ritmo de lanzamiento previsto


Superar la revisión de cualificación abre las puertas al “ramp-up” industrial (el aumento gradual de la producción de motores). La ESA y los socios industriales tienen como objetivo una capacidad anual de fabricación de al menos 35 motores P160C, y más si es necesario, para poder seguir el ritmo previsto de lanzamientos de los cohetes Ariane 6 y Vega.


Tal volumen de producción requiere una planificación cuidadosa de la cadena de suministro y un alto nivel de automatización, desde la fabricación de las estructuras compuestas hasta la carga precisa del combustible. Cada motor se somete a estrictas inspecciones y pruebas antes de enviarse a la Guayana Francesa, y se realizan comprobaciones adicionales tras su llegada al puerto espacial. El objetivo es mantener una fiabilidad muy alta y, al mismo tiempo, acortar los ciclos entre lanzamientos.


En el trasfondo de todo ello se encuentra un objetivo estratégico: aumentar el número anual de vuelos del Ariane 6 y de las variantes del Vega para que Europa pueda responder a la creciente demanda de lanzamientos de satélites comerciales, misiones institucionales de la Unión Europea y observatorios científicos. El nuevo motor de combustible sólido es un requisito previo para que se alcance ese ritmo sin comprometer la seguridad ni el rendimiento.


El P160C y el futuro de la política espacial europea


La introducción del P160C se inscribe en el marco más amplio de la transformación del sector espacial europeo tras la retirada del Ariane 5 y la transición a la nueva generación de vehículos de lanzamiento. El Ariane 6 y las versiones modernizadas del Vega se conciben como una plataforma flexible que puede responder a diferentes necesidades: desde el lanzamiento de grandes satélites de telecomunicaciones hasta la construcción y el mantenimiento de grandes constelaciones en órbita baja.


Para los estados miembros de la ESA, el acceso fiable al espacio es una cuestión de autonomía estratégica, pero también de competitividad económica. En un mundo en el que empresas privadas de EE. UU. y otros países están bajando agresivamente los precios de los lanzamientos, Europa debe ofrecer una combinación de fiabilidad, flexibilidad y costes competitivos. El P160C es una de las herramientas clave de esa estrategia: permite una mayor carga por vuelo y un mejor aprovechamiento de cada misión.


Al mismo tiempo, los retos tecnológicos como la fabricación de grandes estructuras de compuesto de carbono, el control preciso de la combustión del combustible sólido y el desarrollo de sistemas avanzados de vectorización del empuje generan conocimientos y competencias que pueden aplicarse más allá de la industria espacial. Desde materiales avanzados hasta la automatización industrial de alta fiabilidad, proyectos como el P160C estimulan el desarrollo tecnológico en un amplio espectro de sectores.


Por último, la experiencia adquirida durante el encendido de prueba en abril de 2025 y la posterior cualificación del motor es una base importante para futuras actualizaciones. A medida que cambien las necesidades del mercado y de las misiones institucionales, el P160C puede convertirse en un trampolín para sistemas aún más potentes o parcialmente reutilizables. Por ahora, sin embargo, su tarea principal es clara: consolidar al Ariane 6 y al Vega como la columna vertebral del acceso europeo al espacio en la segunda mitad de la década de 2020 y principios de la de 2030.

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