Tras casi dos décadas orbitando el Planeta Rojo, el orbitador Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) de la NASA y su cámara de alta resolución HiRISE han alcanzado un nuevo hito histórico: se ha tomado la fotografía número 100.000 de la superficie de Marte. El encuadre capturado el 7 de octubre de 2025 muestra una red de mesas y dunas de arena en la región de Syrtis Major, a unos 80 kilómetros al sureste del cráter Jezero, donde explora el rover Perseverance. Detrás de esta fotografía aparentemente "única" hay veinte años de mapeo sistemático, seguimiento de cambios en el terreno y recopilación de una enorme cantidad de datos científicos que ahora ayudan también en la planificación de futuras misiones humanas.
Casi 20 años de guardia ininterrumpida desde la órbita
El Mars Reconnaissance Orbiter fue lanzado en agosto de 2005 desde Cabo Cañaveral y entró en órbita marciana el 10 de marzo de 2006. Diseñado originalmente como una misión científica de dos años, el MRO, gracias a un funcionamiento estable y a sucesivas prórrogas exitosas, ha superado con creces los planes iniciales y, a finales de 2025, continúa trabajando mucho más allá de su vida útil proyectada. A lo largo de los años, la nave se ha convertido en uno de los pilares clave de toda la flotilla marciana: no solo envía sus propias imágenes y mediciones científicas, sino que también sirve como un potente relé para la transmisión de datos desde las misiones de superficie hacia la Tierra.
Según la NASA, el MRO ha enviado hasta ahora varios cientos de terabits de datos científicos, lo que la convierte en una de las misiones interplanetarias más productivas de la historia. Gran parte de esa riqueza científica está compuesta precisamente por las fotografías registradas por HiRISE: desde tomas detalladas de cráteres, cañones, depósitos de hielo y dunas polvorientas hasta encuadres que muestran los paracaídas y las huellas de los rovers durante los aterrizajes. Gracias a una visión tan profunda, Marte ya no es un "disco rojo" abstracto en el cielo, sino un mundo real con una historia geológica compleja y una superficie dinámica que sigue cambiando hoy en día.
El MRO se mueve en una órbita polar casi circular y rodea el planeta aproximadamente cada hora y 50 minutos. Desde esta perspectiva, puede observar las mismas áreas varias veces, lo que permite a los científicos elaborar series temporales de imágenes. Cuando se comparan estas series, se hace visible cómo las dunas "migran", cómo las laderas se colapsan y cómo emergen nuevos cráteres de impacto en la superficie; todo ello proporciona una visión única de los procesos activos en Marte.
HiRISE: la cámara que ve detalles del tamaño de una mesa de centro
HiRISE, acrónimo de High Resolution Imaging Science Experiment, es la cámara más potente jamás enviada a otro planeta. Está instalada en la parte inferior ("nadir") de la estructura del orbitador, desde donde "mira" constantemente hacia abajo, hacia la superficie de Marte. En el corazón del instrumento se encuentra un espejo primario de 0,5 metros de diámetro que permite una resolución extremadamente alta: hasta aproximadamente 0,3 metros por píxel a una altura orbital típica. En la práctica, esto significa que la cámara puede distinguir detalles del tamaño aproximado de una mesa de centro en la superficie del planeta.
El instrumento, con una masa de unos 65 kilogramos, fue desarrollado bajo la dirección del Laboratorio de Ciencias Planetarias de la Universidad de Arizona, mientras que la cámara fue fabricada por Ball Aerospace & Technologies Corp. En colaboración con el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA en California, este equipo lleva casi dos décadas planificando las tomas, procesando los datos y publicando las imágenes en archivos públicos. HiRISE captura en el espectro visible e infrarrojo cercano, en varios canales diferentes, lo que permite crear tanto los clásicos encuadres marcianos "rojo-marrones" como compuestos de falso color más complejos que resaltan las diferencias en la composición mineral y la textura del suelo.
HiRISE no es solo un "álbum fotográfico" de Marte. Sirve a los científicos como herramienta para estudiar procesos superficiales activos y la evolución del paisaje: sigue deslizamientos de tierra en laderas empinadas, el colapso de paredes de cráteres, depósitos estacionales de escarcha de dióxido de carbono y rastros de tormentas de polvo. Además, el instrumento es crucial en la selección de lugares seguros y científicamente interesantes para futuros aterrizajes de naves y rovers.
Imagen 100.000: dunas de arena y mesas de roca en Syrtis Major
La fotografía jubilar número 100.000, tomada el 7 de octubre de 2025, se centra en el área de Syrtis Major, una amplia franja oscura en el hemisferio noreste de Marte que ya en el siglo XIX atrajo la atención de los primeros observadores a través del telescopio. Hoy sabemos que se trata de una vasta meseta volcánica moldeada por antiguos flujos de lava y erosión. En esta zona históricamente importante, HiRISE eligió un encuadre a unos 80 kilómetros al sureste del cráter Jezero, donde a lo lejos se desplaza el rover Perseverance.
En la imagen destacan las mesas (elevaciones de cima plana y bordes escarpados) y franjas onduladas de dunas que llenan las depresiones entre ellas. La arena más oscura acumulada en las crestas de las dunas sugiere que el viento sigue siendo hoy un poderoso escultor de este paisaje, dispersando partículas y depositándolas en "trampas" naturales creadas por los obstáculos del relieve. Los científicos, mediante el análisis de esta fotografía, intentan comprender mejor de dónde proviene la arena arrastrada por el viento, por qué trayectorias se mueve y por qué aparecen determinadas formas de dunas precisamente en esos lugares.
Syrtis Major es especialmente interesante porque se encuentra en una zona donde se encuentran diferentes unidades geológicas: terreno volcánico antiguo, cráteres enterrados a mayor profundidad y depósitos que quizás alguna vez estuvieron vinculados con el agua o el hielo. En combinación con datos de otros instrumentos del MRO y otros orbitadores, la nueva imagen de HiRISE ayuda a reconstruir cómo se alternaron en esta zona el vulcanismo, la erosión, los periodos glaciares y las tormentas de polvo a lo largo de miles de millones de años.
Un Marte que cambia: dunas que "viajan" y avalanchas en las laderas
Una de las contribuciones más significativas de la cámara HiRISE es el descubrimiento de que Marte no es un mundo estático y "fosilizado", sino un planeta cuya superficie sigue cambiando visiblemente. Al comparar imágenes de los mismos lugares con un intervalo de varias estaciones o años, los científicos han observado cómo se desplazan los campos de dunas: estructuras individuales "migran" a una velocidad de unos pocos decímetros a varios metros por año, dependiendo de las condiciones locales del viento y la disponibilidad de material suelto.
HiRISE también ha documentado avalanchas y desprendimientos en laderas empinadas, especialmente en los bordes del casquete polar norte. Allí, las capas invernales de dióxido de carbono congelado y agua se vuelven inestables en verano; cuando el hielo se colapsa o se desliza por la pendiente, se crean dramáticas nubes de polvo y escombros, registradas en una serie de fotografías. Tales fenómenos permiten comprender con qué rapidez se forman y se borran las estructuras geológicas, lo cual es importante para interpretar las "huellas" de procesos antiguos que han quedado registradas en las rocas.
La directora del programa científico del MRO, Leslie Tamppari del JPL, destacó que es precisamente esta capacidad de seguir los cambios a lo largo del tiempo una de las razones clave por las que HiRISE es tan valioso. La cámara no solo muestra cuán diferente es Marte de la Tierra, sino también cómo algunos procesos (movimiento de dunas, desprendimientos, congelaciones y deshielos estacionales) son reconocibles globalmente, aunque ocurran en condiciones de presión y temperatura completamente distintas.
Del aula a la órbita: el estudiante de secundaria que eligió el encuadre
Una dimensión adicional a esta historia la aporta el hecho de que el objetivo de la imagen 100.000 fue propuesto por un estudiante de secundaria a través de la plataforma HiWish. Se trata de un programa en línea mantenido por el equipo de la cámara HiRISE en el que cualquier persona, desde científicos hasta estudiantes y entusiastas de la astronomía, puede proponer áreas de Marte que valdría la pena fotografiar en alta resolución. Tras una evaluación experta de las propuestas, los objetivos seleccionados se incluyen en el plan de vuelo y captura.
Este enfoque abre las puertas a la ciencia ciudadana y a la educación: los estudiantes aprenden cómo se planifica una misión espacial, qué significa la dinámica orbital, cuáles son los límites técnicos del instrumento y por qué es importante un determinado ángulo de toma. Cuando su propuesta es aprobada, el resultado no es solo "una fotografía más", sino una contribución muy real a la base de datos global sobre Marte. Precisamente así nació el encuadre de Syrtis Major que ha pasado a la historia como la imagen 100.000 de HiRISE.
Para los científicos, tales propuestas a veces dirigen la atención hacia regiones que de otro modo quedarían en segundo plano. Para las escuelas y los profesores, es una oportunidad de involucrar a los alumnos en procesos de investigación reales, mucho más allá del marco del aula. La imagen de Syrtis Major propuesta por el alumno se analiza ahora en los mismos laboratorios donde se elaboran los planes para futuras misiones tripuladas.
Modelos 3D y sobrevuelos virtuales por el paisaje marciano
El equipo de la Universidad de Arizona, que gestiona la cámara HiRISE, no se detiene solo en la publicación de imágenes "planas". Con la ayuda de pares estéreo de imágenes (pares de fotografías de la misma zona tomadas desde ángulos ligeramente diferentes), se elaboran modelos tridimensionales detallados del terreno. Basándose en esos modelos, es posible generar sobrevuelos virtuales sobre valles marcianos, bordes de cráteres o campos de dunas.
Tales representaciones en 3D no sirven solo para la divulgación, sino que tienen un valor operativo concreto. Los ingenieros que planifican las trayectorias de los rovers, por ejemplo, pueden "caminar" virtualmente por el terreno, estudiar las pendientes y evaluar dónde podrían atascarse las ruedas o dónde las piedras podrían representar un riesgo. Los científicos, por otro lado, obtienen una visión mucho más precisa de la estratigrafía (la secuencia de capas de roca), por lo que pueden vincular mejor determinadas estructuras geológicas con posibles episodios de actividad volcánica, erosión o presencia de agua.
Para el público general, los sobrevuelos virtuales sobre zonas como Syrtis Major o el cráter Jezero cambian profundamente la percepción de Marte. Cuando los modelos de gran detalle se combinan con datos de color, reflectividad y relieve, el espectador tiene la impresión de estar viendo un documental filmado por un dron sobre algún desierto desolado pero muy real de la Tierra. Precisamente este tipo de representaciones suelen ser el punto de entrada para jóvenes que más tarde deciden estudiar geología, física o ingeniería.
MRO como columna vertebral de la red de comunicación marciana
Aunque la noticia de la imagen 100.000 de HiRISE está en primer plano, el MRO es al mismo tiempo el caballo de batalla en segundo plano de la mayoría de las misiones marcianas. Gracias a sus potentes antenas y a un sofisticado sistema de comunicación, el orbitador recibe los datos de los rovers en la superficie, como Curiosity y Perseverance, y los envía hacia la Tierra, donde los recibe la Red del Espacio Profundo de la NASA. Por la misma vía, en sentido contrario, pasan las órdenes y las nuevas instrucciones de programación para los rovers.
Hoy en día, en el sistema alrededor de Marte operan varias misiones de diferentes agencias espaciales, incluidas la NASA, la Agencia Espacial Europea, China y los Emiratos Árabes Unidos. El MRO sigue siendo uno de los nodos clave de esa red, aunque parte de la carga de comunicación se comparte con otros orbitadores como el Mars Odyssey y misiones europeas. Al mismo tiempo, algunas naves, como el orbitador MAVEN de la NASA, se enfrentan a dificultades técnicas, lo que subraya aún más la importancia de veteranos fiables como el MRO.
El mantenimiento de esta "infraestructura" invisible es de vital importancia para el futuro de la exploración de Marte. Cada plan para enviar nuevos rovers, landers o, algún día, una tripulación humana, se basa en que exista en órbita una red estable de relés que pueda enviar grandes cantidades de datos de vuelta a la Tierra. HiRISE, como el "ojo" más potente de esa red, tiene un doble papel: proporciona simultáneamente una visión detallada del terreno y participa en asegurar la capacidad de comunicación.
Búsqueda de agua, hielo y lugares seguros para el aterrizaje
Desde el inicio de la misión, la tarea principal del MRO ha sido la búsqueda de rastros de una fase más antigua y húmeda de Marte. Los datos conjuntos de HiRISE y del resto de instrumentos han revelado numerosas estructuras que sugieren que por los cañones y valles fluyó alguna vez agua líquida: desde depósitos en abanico en los bordes de los cráteres hasta canales que recuerdan a lechos de ríos secos. En tiempos más recientes, el orbitador ha ayudado a identificar también depósitos de hielo subterráneos que algún día podrían servir como recurso clave para misiones humanas.
HiRISE es, en este sentido, especialmente importante en las fases finales de selección del lugar de aterrizaje. Mientras que los instrumentos con menor resolución pueden indicar amplias zonas de interés, HiRISE "hace zoom" hasta el nivel en el que se ve una roca individual que podría poner en peligro a un lander o rover. Precisamente ese análisis detallado fue clave en la elección de ubicaciones como el cráter Gale, donde opera Curiosity, y Jezero, donde trabaja Perseverance.
El área de Syrtis Major, mostrada en la fotografía 100.000, es parte de un rompecabezas más amplio. Aunque por ahora no se planea un aterrizaje allí, entender cómo se comportan la arena y el polvo en tales regiones ayuda a ingenieros y científicos a evaluar los riesgos también en otras partes del planeta. Si, por ejemplo, las dunas migran rápidamente, eso puede significar que el equipo dejado en la superficie durante varios años acabará enterrado o expuesto a una erosión intensa.
La cámara más longeva en un mundo ajeno
HiRISE trabaja desde 2006 y, a lo largo de los años, al igual que todo el orbitador, ha pasado por una serie de desafíos. Algunas partes de la electrónica muestran signos de envejecimiento, y los ingenieros han tenido que adaptar los modos de funcionamiento para prolongar la vida del instrumento y compensar la aparición de artefactos en algunos detectores. A pesar de ello, la calidad de las imágenes sigue siendo excepcionalmente alta, y el equipo continúa logrando planificar nuevas observaciones que aportan información científicamente relevante.
La NASA estima que el MRO aún dispone de una cantidad considerable de combustible y que podría continuar trabajando en la década de 2030, siempre que los sistemas clave permanezcan estables. Tal resistencia es especialmente impresionante si se tiene en cuenta que se trata de una nave que lleva casi 20 años sobreviviendo a extremos térmicos, radiación e interrupciones ocasionales de la comunicación, al tiempo que mantiene el preciso control de orientación necesario para tomar imágenes ultra nítidas de Marte.
Cada nueva serie de datos del archivo HiRISE (ya sean imágenes estéreo para modelos 3D, detalles de cráteres recientes o representaciones de cambios estacionales) se incorpora inmediatamente a la enorme riqueza ya existente. Juntos, estos datos proporcionan un marco en el que se pueden poner a prueba teorías sobre la evolución climática y geológica de Marte, pero también preparar amplios catálogos de recursos potenciales para futuras colonias.
HiRISE y Marte como parte del internet cotidiano
Otro aspecto importante del proyecto HiRISE es la apertura de los datos. Gran parte de las imágenes está disponible para el público poco después de su procesamiento a través de archivos en red y portales especializados. Los usuarios interesados pueden examinar las imágenes, descargar archivos de alta resolución o incluso buscar en la base de datos por coordenadas y tipo de terreno. De este modo, Marte se traslada gradualmente del dominio de los artículos especializados a la vida cotidiana: a proyectos escolares, artículos de divulgación científica e incluso instalaciones artísticas que utilizan datos reales del planeta.
En las páginas de la NASA dedicadas a la misión Mars Reconnaissance Orbiter es posible encontrar un resumen de los hechos clave sobre la nave, los instrumentos y los descubrimientos más importantes. También hay páginas especiales dedicadas a la propia cámara HiRISE, así como galerías de imágenes que se actualizan regularmente. Además, numerosos medios de comunicación y organizaciones científicas difunden regularmente nuevos encuadres, añadiéndoles descripciones de divulgación científica y visualizaciones.
Para las futuras generaciones de investigadores, este legado visual y de datos acumulado será un recurso inestimable. Cada nueva misión a Marte, ya sea orbital o de superficie, se apoya ya hoy en el mapa del mundo que ha trazado en gran medida precisamente la HiRISE. Cuando algún día los astronautas pisen la arena del Planeta Rojo, es muy probable que caminen por terrenos que años antes se hicieron conocidos en las pantallas de la Tierra precisamente gracias a esta cámara.
Imagen jubilar como símbolo de una nueva fase de investigación
La imagen cien mil de la cámara HiRISE es más que una cifra simbólica: marca una fase madura de la exploración marciana. En lugar de descubrimientos individuales y aislados, los científicos disponen ahora de un "diario" casi continuo de los cambios superficiales y las estructuras geológicas de todo el planeta. En este contexto, el encuadre de Syrtis Major se convierte en un punto de referencia: un ejemplo de cómo, mediante una planificación precisa, la participación del público y el seguimiento a largo plazo de un planeta, se crea un archivo científico que sobrevivirá a las misiones individuales.
Al mismo tiempo, el MRO y la HiRISE actúan como puente entre el presente y el futuro. Por un lado, se trata de una misión que comenzó en una era en la que apenas empezaban a circular por Marte los primeros rovers de nueva generación y, por otro, de una plataforma que, según parece, llegará a ver los primeros preparativos para los aterrizajes humanos. Cada nueva imagen, incluida esta número 100.000, es una pieza más del rompecabezas que nos ayudará a ver Marte no solo como un objeto de investigación, sino como un futuro vecino en el Sistema Solar con el que quizás algún día compartamos algo más que lejanas señales de radio.
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