La potencia del telescopio Webb, con la que antes solo soñábamos, por fin aporta una imagen más clara de un exoplaneta similar a la Tierra – pero no precisamente prometedora. El exoplaneta TRAPPIST-1 d, pese a su similitud con la Tierra en tamaño, composición rocosa y órbita dentro de la llamada “zona habitable”, se revela como un mundo sin una atmósfera comparable a la nuestra. No hay rastro de agua, metano o dióxido de carbono – tal como respaldan las mediciones más recientes de Webb.
Un plan ambicioso y una decepción evidente
En la búsqueda de un “gemelo de la Tierra”, los astrónomos dirigieron el telescopio Webb hacia TRAPPIST-1 d — un planeta cientos de miles de veces más lejano que cualquier cosa que experimentamos a diario, concretamente a 40,7 años luz en la constelación de Acuario . Los hallazgos son desalentadores: una atmósfera similar a la terrestre queda casi completamente descartada.
Tres posibles escenarios de la realidad exoplanetaria
Las explicaciones de esta “sequía atmosférica” van desde modelos moderadamente optimistas hasta conclusiones casi implacables:
- Atmósfera muy débil — un fino envoltorio de gases, casi indetectable, similar al de Marte.
- Entorno densamente nuboso — nubes en gran altitud podrían ocultar la señal espectroscópica, como en Venus.
- Carencia total de atmósfera — rocas desnudas sin capa protectora, expuestas a la radiación estelar.
Estos tres escenarios no son meras conjeturas — el equipo científico, liderado por Caroline Piaulet-Ghorayeb, los considera posibilidades reales .
Órbita, temperatura y exposición a la estrella
TRAPPIST-1 d orbita extremadamente cerca de su estrella, a una distancia de solo 0,0223 UA — algo más del 2 % de la distancia de la Tierra al Sol — y tarda apenas algo más de cuatro días en completar el periodo . Esa cercanía lo expone a potentes fulguraciones y radiación, que pueden expulsar la atmósfera de forma metastásica. Además, la enana roja TRAPPIST-1 emite radiación XUV comparable a la del Sol, pero actúa con mayor intensidad porque sus planetas orbitan mucho más cerca . El viento estelar es mil veces más fuerte que el que experimenta la Tierra . Todo ello significa que el planeta debe ser extremadamente resistente o ya estar desprovisto de atmósfera.
¿Qué depende de la masa, la densidad y la atmósfera?
TRAPPIST-1 d tiene una masa de 0,388 Tierras, una densidad de alrededor de 4,35 g/cm³ y una gravedad superficial algo superior a la mitad de la terrestre — parámetros que lo categorizan como un auténtico mundo rocoso . Estos atributos indican que podría retener una atmósfera — pero las condiciones de su estrella lo limitan seriamente.
¿Qué aportan los modelos de clima y evolución atmosférica?
Las simulaciones muestran dos posibles resultados en primer plano: solo puede retener una atmósfera bajo condiciones muy limitadas; de lo contrario — no la tiene . Según el estudio “¿Exo-Venus, Exo-Earth o Exo-Dead?”, TRAPPIST-1 d se sitúa justo en el límite entre un mundo parecido a Venus, uno parecido a la Tierra y una roca muerta .
El legado de Webb: ¿planetas interiores sin átomos?
Las experiencias con los planetas b y c del sistema TRAPPIST-1 apuntan a un resultado similar — Webb no ha detectado atmósferas densas dominadas por hidrógeno, lo que sugiere que ellos también están desnudos o cubiertos de nubes .
Entre la oscuridad y la esperanza: los planetas e, f, g y h
Aunque los planetas interiores han decepcionado, los exteriores — en especial e, f, g y h — siguen en liza para el hallazgo de atmósferas. Están más lejos, en parte a salvo de la agresión estelar, pero son más fríos y difíciles de observar . Los científicos creen que precisamente ellos podrían albergar y retener atmósferas basadas en CO₂ o CO₂-O₂ .
Principales desafíos de observación
El mayor obstáculo para detectar indicios atmosféricos es el brillo y la actividad de la enana roja — fulguraciones, manchas y cambios de brillo pueden ocultar o distorsionar la señal del exoplaneta . A pesar de los avances observacionales, las distorsiones y la “contaminación estelar” siguen siendo un problema significativo.
¿Qué nos dice todo esto sobre la Tierra?
El hecho de que uno de los exoplanetas más prometedores — idealmente situado para la vida — no posea una atmósfera similar a la terrestre, indica lo excepcional que es la Tierra. La “propaganda” de Webb no florece encontrando un planeta gemelo — sino confirmando la rareza de las condiciones propicias para la vida tal como la conocemos.
Mirando hacia adelante: investigaciones y nuevas tecnologías
La exploración del sistema TRAPPIST-1 está solo en su fase inicial. Nuevos espectrógrafos y modelos — junto con los datos de Webb, simulaciones y misiones previstas con el ELT y otros observatorios — abren la perspectiva de que en la próxima década sabremos más, quizá incluso reconozcamos biofirmas en mundos lejanos.
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