La Agencia Espacial Europea (ESA) nos ha deleitado una vez más con una vista espectacular del Planeta Rojo, regresando en esta ocasión a la fascinante región conocida como Acheron Fossae. A través del objetivo de la sonda Mars Express, que lleva más de dos décadas orbitando incansablemente Marte, hemos obtenido una nueva y más detallada perspectiva del borde occidental de esta región geológicamente extremadamente activa. Se trata de un paisaje que atestigua el antiguo y turbulento pasado de nuestro vecino planetario, un lugar donde se desarrollaron dramas de proporciones épicas, dejando cicatrices visibles incluso después de miles de millones de años.
Esta área no es desconocida para los científicos. Ya en abril de 2004, solo unos meses después de que Mars Express comenzara su misión, se publicaron las primeras imágenes de Acheron Fossae que intrigaron al público mundial. Recientemente tuvimos la oportunidad de ver la parte oriental de la región, y los datos más recientes nos revelan ahora formaciones igualmente asombrosas en el borde occidental, donde se entrelazan profundos cañones, valles y sinuosos canales, modelados por los lentos pero potentes flujos de hielo y roca.
Drama geológico al borde de un gigante volcánico
Acheron Fossae representa un sistema excepcionalmente complejo de fosas tectónicas, es decir, fisuras en la corteza marciana. Estas formaciones, conocidas como fossae, crean un relieve característico que los geólogos denominan sistema de "horst y graben" (pilares tectónicos y fosas tectónicas). En pocas palabras, es un patrón donde se alternan bloques elevados de la corteza (horsts) y bloques hundidos (grabens). Al observar las imágenes, este patrón es más evidente en los pronunciados canales que se extienden verticalmente por la parte central del encuadre, creando la impresión de un terreno quebrado y fracturado.
Se cree que este dramático paisaje se formó hace más de 3.700 millones de años, en un período en que Marte era geológicamente mucho más activo que en la actualidad. La causa de su formación yace en las profundidades de la superficie. Un fuerte levantamiento de material caliente, es decir, magma, desde el manto marciano hacia la corteza, generó una presión inmensa. Esto provocó el estiramiento y la fractura de la corteza, lo que resultó en la creación de fisuras y valles de kilómetros de profundidad, algunos de los cuales se extienden por cientos de kilómetros de longitud. Este proceso está estrechamente relacionado con la formación de la vasta elevación volcánica de Tharsis, en cuyo borde norte se encuentra Acheron Fossae. Cerca de allí, aunque a unos 1200 kilómetros al sur, se encuentra también el Monte Olimpo (Olympus Mons), el volcán más grande de todo el Sistema Solar, cuya actividad sin duda influyó en la tectónica de toda la región.
Huellas de hielo y clima: Una historia escrita en los valles
Una vez que se crearon estos valles monumentales, su transformación no se detuvo. Una vista de pájaro, generada a partir de los datos de la cámara HRSC, revela que los fondos de estos valles son relativamente lisos y están rellenos de un material que muestra líneas sutiles y sinuosas. Recuerdan irresistiblemente al curso de un río, pero aquí no fluía agua en estado líquido. En su lugar, los valles están llenos de lo que los geólogos llaman glaciares de roca.
Se trata de flujos lentos y viscosos de una mezcla de hielo, polvo y fragmentos de roca. Existen formaciones similares en la Tierra, principalmente en zonas de alta montaña y polares. Los glaciares de roca son extremadamente sensibles a los cambios climáticos y, por lo tanto, son excelentes indicadores de cómo ha cambiado el entorno de un planeta a lo largo del tiempo. Su presencia en Acheron Fossae indica claramente que esta región de Marte ha experimentado períodos alternos de condiciones más frías y más cálidas, es decir, ciclos de congelación y deshielo.
Estas dramáticas fluctuaciones de temperatura en Marte son causadas principalmente por cambios en la inclinación de su eje de rotación. A diferencia de la Tierra, cuya inclinación es relativamente estable gracias a la influencia gravitacional de nuestra gran Luna, Marte no tiene un "estabilizador" de este tipo. Por ello, la inclinación de su eje varía drásticamente a lo largo de extensos períodos de tiempo. En los últimos 10 millones de años, la inclinación de Marte ha oscilado en un rango de 15 a 45 grados, mientras que la de la Tierra solo ha variado entre 22 y 24,5 grados. Estos cambios periódicos, conocidos como ciclos de Milanković, también juegan un papel clave en el clima de nuestro planeta, pero sus efectos en Marte son mucho más pronunciados, provocando alternancias entre períodos cálidos y verdaderas edades de hielo. Durante estas edades de hielo, el hielo podía extenderse lejos de los polos, cubriendo también áreas más cercanas al ecuador, como Acheron Fossae.
Erosión y restos de un paisaje antiguo
En el lado derecho de la imagen, el sistema de fosas pasa gradualmente a llanuras planas y oscuras. Entre ellas hay una franja de terreno irregular compuesta por colinas redondeadas (knobs o montículos) y mesetas empinadas con cimas planas (mesas). Estas formaciones son en realidad restos de una capa de roca que antes era uniforme. A lo largo de los eones, los lentos pero implacables flujos de hielo y roca erosionaron y arrastraron el material más blando, dejando atrás solo las elevaciones aisladas y más resistentes. Hoy en día, sobresalen de la llanura como testigos de un nivel del terreno anteriormente más alto.
Esta transición –desde profundas fosas tectónicas, pasando por colinas y mesas erosionadas, hasta vastas llanuras– es especialmente notable en el mapa topográfico de la región. En él, los tonos rojos y amarillos marcan las áreas más altas, que se van mezclando gradualmente con tonos azules más claros y oscuros que representan altitudes más bajas. A la izquierda de la imagen se ve otra área de llanura lisa. Se trata de un terreno cercano al ya mencionado gigante volcánico, el Monte Olimpo, y su superficie lisa es probablemente el resultado de la deposición de ceniza volcánica y los flujos de lava durante su turbulenta historia.
El ojo de Mars Express: Más de dos décadas de investigación
La misión Mars Express de la Agencia Espacial Europea es clave para nuestra comprensión del Planeta Rojo. Desde su lanzamiento en 2003, este orbitador ha estado fotografiando e investigando los diversos paisajes de Marte, proporcionando a los científicos datos de un valor incalculable. La sonda ha cartografiado casi toda la superficie del planeta en color, con una resolución sin precedentes y, lo que es más importante, en tres dimensiones. Son precisamente estos datos 3D los que permiten la creación de mapas topográficos detallados y sobrevuelos realistas, cambiando drásticamente nuestra comprensión de nuestro vecino planetario.
El instrumento clave para tales hazañas es la Cámara Estéreo de Alta Resolución (HRSC), desarrollada y operada por el Centro Aeroespacial Alemán (DLR). El procesamiento sistemático de los datos se lleva a cabo en el Instituto de Investigación Planetaria del DLR en Berlín, mientras que el grupo de trabajo de Ciencias Planetarias y Teledetección de la Universidad Libre de Berlín ha utilizado estos datos para crear los fascinantes productos de imagen que hoy tenemos la oportunidad de ver. Cada nueva imagen, como esta del borde de Acheron Fossae, no es solo una hermosa "postal", sino una pieza de un inmenso rompecabezas que nos ayuda a reconstruir la evolución geológica de Marte, el papel del agua y el hielo en su pasado y la naturaleza cambiante de su clima.
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Hora de creación: 7 horas antes