El Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en California inauguró el 10 de diciembre de 2025 el nuevo Centro de Operaciones de Rovers (Rover Operations Center - ROC), un centro desde el cual se coordinarán las misiones robóticas actuales y futuras en la superficie de la Luna y Marte. Se trata de un nodo operativo y de desarrollo que combina la experiencia adquirida a lo largo de más de tres décadas de gestión de rovers marcianos con las últimas herramientas en el campo de la inteligencia artificial y la colaboración con la industria.
En la inauguración, celebrada en el histórico edificio de la Space Flight Operations Facility, se reunieron representantes del sector espacial comercial y de la industria de la inteligencia artificial, científicos, ingenieros y la dirección del JPL. Durante las sesiones de trabajo con los equipos de las misiones actuales, conocieron cómo el ROC asume el papel de "metacentro" para los robots de superficie: desde la planificación de rutas de rovers, pasando por la prueba de nuevos algoritmos de autonomía, hasta la preparación de operaciones para las próximas misiones dentro del programa de la NASA de exploración de la Luna y Marte.
Un énfasis especial del evento estuvo en la primera aplicación oficial de inteligencia artificial generativa en la planificación del trabajo del rover Perseverance en Marte. El nuevo enfoque permite a los sistemas informáticos, basándose en imágenes satelitales y datos del terreno, proponer futuras rutas de movimiento del rover que eviten pendientes peligrosas y rocas, ahorrando un tiempo y energía preciosos necesarios para las mediciones científicas.
Centro de Excelencia para misiones de superficie
El Rover Operations Center está concebido como un "centro de excelencia" para todas las misiones del JPL que incluyan vehículos, helicópteros o drones en otros mundos. En una sola unidad se unen equipos de operaciones, ingenieros de autonomía, expertos en mecánica y navegación, así como especialistas en colaboración con socios industriales y académicos. El objetivo es crear un lugar donde el conocimiento, las herramientas y la infraestructura se compartan más rápido que nunca, y las nuevas ideas se prueben muy temprano en misiones reales.
El JPL tiene a sus espaldas una larga historia de gestión de misiones robóticas en Marte: desde el rover pionero Sojourner a finales de la década de 1990, pasando por los rovers Spirit y Opportunity, hasta los robots actuales Curiosity y Perseverance. Precisamente Curiosity y Perseverance, como las únicas misiones de superficie activas de la NASA en Marte, son usuarios clave de la nueva infraestructura, junto con Ingenuity, el primer y hasta ahora único helicóptero que ha volado en otro planeta.
Por ello, el ROC no es solo una nueva sala de control llena de monitores. En su trasfondo están integrados años de experiencia trabajando con vehículos a grandes distancias, complejos sistemas de simulación de terreno, laboratorios para pruebas de equipos y un marco de software flexible que permite la rápida integración de nuevos algoritmos de inteligencia artificial. De esta manera, el ROC se basa en la infraestructura existente del JPL, pero le da un nuevo nivel de conectividad y escalabilidad.
En la práctica, esto significa que el mismo equipo y las mismas herramientas pueden utilizarse para diferentes misiones; por ejemplo, para continuar el trabajo en Marte, pero también para futuros rovers y sistemas robóticos que operarán en la Luna como parte de las misiones Artemis. En lugar de que cada misión desarrolle su propio sistema operativo aislado, el ROC se convierte en un punto de partida común desde el cual el conocimiento y las tecnologías se transfieren fácilmente de un proyecto a otro.
"Force multiplier" para la NASA y el sector comercial
El director del JPL, Dave Gallagher, describe el ROC como un "multiplicador de fuerza" (force multiplier): un lugar donde décadas de conocimiento especializado se fusionan con nuevas herramientas y se transmiten a los socios. En la práctica, esto se manifiesta a través de programas abiertos de colaboración con empresas espaciales comerciales, startups tecnológicas, pero también laboratorios universitarios.
Para la industria, esto significa una oportunidad de colaborar con equipos experimentados de la NASA ya en una fase temprana del desarrollo de vehículos robóticos y software, y de probar sus productos en las condiciones del JPL. Para la NASA, por otro lado, el ROC representa una forma de acelerar el desarrollo de nuevos conceptos para la exploración de la Luna y Marte, pero también de fortalecer la posición estadounidense en la economía espacial global. Uno de los objetivos del centro es aumentar la "cadencia" de las misiones: que las nuevas expediciones robóticas se lancen con mayor frecuencia, con menores costos operativos y mayor rentabilidad científica.
El ROC no sirve solo a las misiones de la NASA. A través de un modelo de asociación público-privada, se prevén niveles de cooperación que incluyen consultoría en la arquitectura de misiones, ayuda en la integración de sistemas autónomos, pruebas conjuntas y, en última instancia, participación en la propia gestión de vehículos en la superficie. Con esto se establece una red virtual de misiones operativas en la que diferentes socios pueden compartir datos, experiencias e infraestructura.
En una era en la que cada vez más empresas privadas desarrollan módulos de aterrizaje lunares, sistemas logísticos y rovers de superficie, tal centro de conocimiento se convierte en un elemento clave del ecosistema. El ROC conecta la experiencia adquirida en Marte con las necesidades de las misiones venideras a la Luna, que en el período Artemis requerirán asistentes robóticos cada vez más sofisticados para los astronautas.
Cómo nació el ROC: lecciones de Marte
En una sección que la NASA describe como "Génesis del ROC" (Genesis of ROC), se enfatiza que el nuevo centro es el resultado de décadas de perfeccionamiento continuo de la tecnología de autonomía y sistemas robóticos. Ya Sojourner demostró que un vehículo puede moverse con seguridad por la superficie de otro planeta, pero cada generación siguiente de rovers exigía algoritmos de decisión cada vez más avanzados y hardware cada vez más robusto.
Curiosity, por ejemplo, introdujo capacidades más sofisticadas de conducción autónoma, donde el rover analiza por sí mismo las imágenes de sus propias cámaras y elige rutas más seguras dentro de las restricciones dadas. Perseverance fue un paso más allá, no solo en la navegación sino también en la planificación y ejecución de actividades científicas: parte del trabajo que antes realizaban manualmente planificadores e ingenieros en las salas de control ahora lo asume el software.
Uno de los ejemplos más llamativos es la capacidad de Perseverance para programar de forma autónoma actividades intensivas en energía, como la calefacción durante las frías noches marcianas. En lugar de que un humano defina manualmente para cada noche un balance energético detallado, el rover recibe una lista más amplia de comandos y luego estima por sí mismo cuándo es más seguro ejecutarlos. De esta manera, un automóvil del tamaño de un SUV puede gestionar racionalmente su propia energía y realizar más mediciones científicas o recorridos más largos sin carga adicional para el equipo en la Tierra.
El ROC sistematiza esta experiencia: el conocimiento sobre cómo se resolvió una dificultad en una misión se convierte en métodos estandarizados, módulos de software y protocolos operativos. Estos "paquetes de conocimiento" se ofrecen luego a futuras misiones, ya sean proyectos de la NASA o misiones de socios industriales que se apoyan en la experiencia del JPL.
Inteligencia artificial como nuevo miembro del equipo
El mayor paso adelante que el ROC aporta en las operaciones de rovers se refiere a la integración de inteligencia artificial avanzada, especialmente modelos generativos. Durante un "desafío de IA" interno de tres días, un equipo de expertos probó las capacidades de los algoritmos generativos en casos operativos concretos: desde la planificación de rutas hasta el análisis de posibles objetivos científicos basándose en grandes conjuntos de datos.
El resultado fue claro: existe toda una serie de tareas que hoy son rutinarias y consumen mucho tiempo para los humanos, pero que representan un problema relativamente simple para los modelos informáticos. La inteligencia artificial puede revisar rápidamente grandes archivos de imágenes satelitales, combinarlas con modelos de relieve y mapas de zonas peligrosas ya conocidas, y proponer una serie de puntos conectados por los que el rover debería moverse. El equipo humano sigue tomando la decisión final, pero mucho más rápido que antes porque el análisis no se hace desde cero.
Con el ejemplo de Perseverance se demostró cómo la IA procesa imágenes de orbitador de alta resolución del cráter Jezero y otros datos relevantes y genera trayectorias que evitan pendientes pronunciadas, dunas y áreas con grandes rocas. En lugar de que los planificadores pasen horas microdiseñando la ruta, ahora pueden evaluar varias variantes creadas por la IA y centrarse en las prioridades científicas: qué rocas, capas y sedimentos interesantes vale la pena sacrificar, y cuáles es necesario visitar.
Los modelos generativos en el ROC no se utilizan solo para la navegación. Pueden ayudar en la redacción y verificación de procedimientos operativos, proponer planes alternativos para los días en que ocurran problemas técnicos, e incluso resumir grandes cantidades de datos telemétricos en informes comprensibles para los científicos. Esto reduce la presión sobre los equipos existentes y abre espacio para análisis científicos más complejos y nuevos tipos de experimentos en el terreno.
Paseo por el Mars Yard y el simulador espacial
Durante la inauguración del ROC, los invitados pasaron por una especie de "escuela de campo" a través de las instalaciones clave del JPL. Uno de los primeros destinos fue el famoso Mars Yard: un área exterior cubierta de arena, rocas y pendientes formadas artificialmente que imitan las desafiantes condiciones en Marte. Precisamente allí, el prototipo de rover ERNEST (Exploration Rover for Navigating Extreme Sloped Terrain) demostró sus capacidades para subir pendientes pronunciadas y maniobrar en suelo inestable.
ERNEST muestra la dirección en la que se mueven los futuros robots para terrenos extremadamente exigentes, como bordes de cráteres y formaciones rocosas empinadas en la Luna y Marte. En combinación con el ROC, tales prototipos permiten a los ingenieros probar cómo reaccionarán los sistemas de autonomía en situaciones que son difíciles de simular solo por computadora; por ejemplo, cuando cambia la cohesión del suelo, cuando las ruedas patinan o cuando el rover debe girar en un espacio muy estrecho.
Otra parada importante fue el Simulador Espacial de 25 Pies, una cámara de vacío tubular que se utiliza para probar naves espaciales en condiciones similares a las del espacio. Esta instalación ha albergado a lo largo de la historia numerosas misiones famosas, desde las sondas Voyager 1 y 2 hasta el propio Perseverance, y hoy sirve también para probar componentes de futuros módulos de aterrizaje lunares y otros experimentos. Durante la visita, los expertos presentaron cómo el ROC se conectará con los datos de tales pruebas y los utilizará para preparar operaciones en misiones reales.
Los participantes también tuvieron la oportunidad de ver dónde los "conductores de rovers" (ingenieros que manejan los vehículos a diario) planifican los siguientes movimientos. En las salas de control que ahora están integradas con el ROC, se muestran, junto a las pantallas telemétricas clásicas, nuevas herramientas de IA para la planificación de rutas, gestión de energía y simulación de escenarios. La diferencia con respecto a períodos anteriores no está solo en la estética, sino en la profundidad de la integración digital: los datos de diferentes sistemas fluyen en un entorno unificado, lo que permite reacciones más rápidas y decisiones más precisas.
Rovers, helicópteros y futuros drones como sistema unificado
El ROC no ve a los rovers, helicópteros y futuros drones como proyectos separados, sino como partes de un sistema unificado de movilidad de superficie. En Marte, este concepto ya se ha probado con la combinación de Perseverance y el helicóptero Ingenuity, que durante su histórica campaña proporcionó una visión aérea del terreno frente al rover. Cada misión trajo nuevas lecciones sobre cómo coordinar varios vehículos, cómo distribuir tareas entre ellos y cómo utilizar diferentes sensores de la manera más eficiente.
En la Luna, como parte de las misiones Artemis, tal enfoque será aún más importante. Los astronautas necesitarán vehículos fiables para transporte, suministro y exploración, y los rovers robóticos y drones les ayudarán en el reconocimiento, transporte de carga y monitoreo de las condiciones ambientales. El ROC está diseñado para ser el "sistema nervioso" de estas diversas plataformas: el lugar donde se planifica quién hace qué, cuándo y con qué riesgo.
En el trasfondo de esto se encuentran los programas de la NASA que se ocupan de los trajes espaciales y la movilidad de superficie, de los cuales surge el requisito de que humanos y robots trabajen codo con codo en un entorno extremadamente hostil. El ROC jugará un papel clave en la prueba de procedimientos de actuación conjunta: por ejemplo, cómo un rover robótico puede preparar el terreno para un paseo de astronautas, marcar zonas peligrosas o colocar instrumentos que un humano luego leerá o reorganizará.
Plataforma para futuras misiones lunares y marcianas
Una de las tareas principales del ROC es apoyar la próxima ola de misiones a la Luna y Marte que desarrollan tanto la NASA como empresas comerciales. Dentro de estos planes se prevé un mayor número de módulos de aterrizaje, rovers más pequeños y sistemas autónomos que realizarán tareas específicas: desde la búsqueda de agua y otros recursos, pasando por estudios geológicos, hasta el establecimiento de infraestructura para futuras bases humanas.
A nivel tecnológico, el ROC será el lugar donde los nuevos algoritmos de autonomía se prueben primero en simulaciones, luego en prototipos como ERNEST en el Mars Yard, y luego se introduzcan lentamente en misiones reales. Tal enfoque gradual reduce el riesgo: cada nueva función debe pasar una fase en la que se compara con los procedimientos existentes y se monitorea detalladamente cómo se comporta en diferentes condiciones.
Un ejemplo de demostración tecnológica que es particularmente interesante en el contexto del ROC es CADRE: una red de pequeños rovers que exploran conjuntamente la superficie de la Luna. Aunque se trata de un proyecto separado, el concepto de múltiples robots que colaboran y toman decisiones como equipo encaja perfectamente en la filosofía del nuevo centro. El ROC puede servir como centro operativo donde se desarrollan y prueban protocolos para misiones de "enjambre" en las que varios robots miden simultáneamente diferentes parámetros en un área más amplia.
Tales misiones requieren una forma de gestión completamente diferente en comparación con el escenario clásico de un rover y un equipo de planificadores. En lugar de comandos individuales detallados, el equipo en el ROC define objetivos y restricciones, y luego monitorea cómo el sistema robótico se organiza a sí mismo para alcanzarlos. Esto abre la posibilidad de supervisar en el futuro toda una "flota" de vehículos en la Luna y Marte desde un centro de coordinación único.
Nuevo modelo de colaboración: desde la arquitectura de misión hasta los paseos espaciales
El ROC no está concebido como un laboratorio cerrado de la NASA, sino como un lugar a través del cual los socios pueden entrar en colaboración a diferentes niveles. El nivel más bajo incluye la consultoría clásica: ayuda en la definición de la arquitectura de la misión, desde la elección del tipo de rover y sensores hasta el modo de comunicación con la superficie. Un nivel más alto implica pruebas conjuntas e integración de sistemas autónomos en los que las herramientas desarrolladas en el ROC se fusionan con soluciones de socios industriales.
En el nivel más avanzado, es posible que los socios participen también en las propias operaciones de la misión. Esto incluye acceso a las herramientas de simulación del ROC, planificación conjunta de actividades diarias de rovers o drones, e incluso la creación de escenarios específicos; por ejemplo, para la preparación de un lugar donde los astronautas realizarán un paseo espacial. En este contexto, el ROC apoya también investigaciones sobre la interacción entre humanos y robots: cómo un astronauta, limitado por un traje masivo y retraso en la comunicación, puede pedir ayuda de manera más eficiente a un robot en el terreno, y viceversa.
Tal modelo de colaboración es importante también para la comunidad científica. En lugar de enterarse de los resultados de la misión solo después de la publicación de trabajos científicos, una parte de los investigadores puede entrar gradualmente en los procesos operativos: ayudar en la selección de objetivos, interpretar datos en tiempo real y proponer cambios de plan en el terreno. El ROC es el lugar donde estas interacciones se organizan estructuradamente para evitar la confusión informativa y al mismo tiempo aprovechar al máximo el potencial creativo de equipos interdisciplinarios.
ROC como ejemplo modelo para futuros centros de control
Aunque la misión principal del ROC está orientada a los robots de superficie en la Luna y Marte, el concepto que desarrolla puede servir como plantilla para futuros centros de control en toda la NASA y más allá. La idea de que un centro conecte operaciones, desarrollo de software, pruebas de prototipos, colaboración con la industria y educación de nuevas generaciones de expertos puede aplicarse también a otros tipos de misiones, desde satélites orbitales hasta misiones al espacio profundo.
El JPL se considera desde hace décadas uno de los pilares clave de la estrategia de la NASA para la exploración del sistema solar. Con la apertura del Rover Operations Center, este papel se expande: el JPL no solo gestiona misiones existentes, sino que construye activamente una plataforma en la que nacerán y se desarrollarán otras nuevas. A medida que aumente el número de misiones y socios involucrados, el ROC debería convertirse en un lugar donde se reúnan diferentes filosofías de diseño y enfoques de autonomía: desde operaciones conservadoras y totalmente controladas hasta conceptos más audaces en los que los robots reciben una libertad de decisión mucho mayor.
De esta manera, el Rover Operations Center representa ya ahora un laboratorio para futuras formas de trabajo en el espacio. Lo que en este momento se aplica a los rovers marcianos y futuras misiones lunares, en las próximas décadas puede convertirse en el estándar para toda una serie de expediciones robóticas y humanas en todo el sistema solar.
Encuentra alojamiento cerca
Hora de creación: 5 horas antes