En lo profundo de la superficie espejada de los lagos croatas, en un espacio donde el ojo humano rara vez se aventura, se desarrolla una batalla invisible que moldea la vida de numerosos organismos y mantiene el equilibrio de ecosistemas enteros. Los últimos descubrimientos de los microbiólogos están abriendo un nuevo capítulo en la comprensión de las bacterias que, aunque microscópicamente pequeñas, tienen un enorme impacto en la circulación de nutrientes y la resistencia de los sistemas lacustres al cambio climático.
Papel inesperado de las bacterias en la ecología lacustre
Hasta ahora, se creía que las bacterias que viven en lagos de agua dulce descomponen azúcares complejos, como los polisacáridos, de una manera que beneficia a la comunidad en general: al descomponerlos fuera de la célula, liberan nutrientes que luego pueden ser utilizados por otros microorganismos. Sin embargo, una nueva investigación de científicos nacionales e internacionales revela que ciertas bacterias se comportan de manera extremadamente egoísta: retienen nutrientes valiosos para sí mismas, dentro de sus células, limitando la disponibilidad para otros organismos.
Este descubrimiento cambia la imagen actual de la vida microbiana en los lagos y plantea numerosas preguntas sobre cómo esta estrategia "egoísta" afecta la estabilidad de las redes tróficas, especialmente en condiciones de fluctuaciones climáticas cada vez más pronunciadas.
Estudio en lagos croatas – Kozjak y Crniševo
La investigación se llevó a cabo en dos lagos muy diferentes: el lago frío y oligotrófico de Kozjak, ubicado en el corazón del Parque Nacional de los Lagos de Plitvice, y el lago de Crniševo, que se encuentra en las regiones del sur y es conocido por sus temperaturas más cálidas y una mayor cantidad de algas. Esta diversidad permitió a los científicos comparar cómo funcionan los microorganismos en condiciones contrastantes.
Durante varias temporadas – primavera y verano de 2022 e invierno de 2023 – se tomaron muestras de agua, y en el laboratorio, las bacterias fueron expuestas a diferentes tipos de polisacáridos marcados fluorescentemente. El análisis reveló que ciertos tipos de bacterias reconocen y procesan internamente azúcares específicos, lo que confirma su selectividad y "egoísmo".
Variaciones estacionales y desafíos climáticos
En el lago de Kozjak, la degradación egoísta fue más pronunciada durante el invierno, cuando los recursos eran escasos, mientras que en Crniševo esta actividad alcanzó su punto máximo durante el verano, cuando los nutrientes eran abundantes debido a la proliferación de algas. Este comportamiento hasta ahora solo se había observado en ecosistemas oceánicos, por lo que su descubrimiento en ambientes de agua dulce causó una gran sorpresa en los círculos científicos.
Estos cambios no serían tan importantes si las bacterias no formaran la base de las cadenas ecológicas: su forma de utilizar los nutrientes puede afectar directamente la disponibilidad de alimento para el fitoplancton, el zooplancton y hasta los peces y las aves que dependen de ellos. Todo esto se complica aún más por el cambio climático, que está modificando la temperatura del agua, la duración de las estaciones y la cantidad de nutrientes disponibles.
Degradación selectiva y selectividad microbiana
Uno de los hallazgos clave de la investigación fue que las bacterias no reaccionan por igual a todos los tipos de polisacáridos. Por ejemplo, el pululano, un azúcar sintetizado por ciertos hongos, se identificó como el objetivo más común de la degradación egoísta. Tal especificidad indica un alto nivel de adaptación de las comunidades bacterianas a las condiciones ambientales y un cambio potencial en la dinámica de las cadenas alimentarias si las condiciones ecológicas cambian.
Dado que lagos como el de Kozjak se congelan en invierno, se produce una especie de "reinicio" del ecosistema, pero los inviernos más cálidos y los períodos de congelación más cortos podrían perturbar esta renovación natural en el futuro. Los cambios en tales patrones estacionales podrían tener consecuencias a largo plazo para el equilibrio de las comunidades microbianas y la circulación de sustancias como el carbono y el nitrógeno.
Ubicación y valor del sitio
El lago de Kozjak, la joya de los lagos de Plitvice, no es solo una perla turística, sino también un laboratorio natural para el estudio del cambio climático. Su ubicación dentro del Patrimonio Mundial de la UNESCO proporciona un contexto adicional a la importancia de tales investigaciones. Por otro lado, el lago de Crniševo, aunque menos conocido por el público en general, ofrece un valor excepcional como representante de los sistemas de agua dulce mediterráneos.
La ubicación de ambos lagos en diferentes zonas climáticas permitió a los científicos comprender cómo reaccionan los microorganismos a las condiciones cambiantes, desde el frío invierno de Kozjak hasta los cálidos veranos de Crniševo. Precisamente esta naturaleza contrastante proporcionó valiosos conocimientos sobre la adaptabilidad y el comportamiento de las bacterias.
Investigación futura – ¿qué sigue?
El equipo de investigación ahora planea ampliar la investigación a nuevos lagos y ampliar el análisis genético para descubrir los genes y enzimas específicos responsables del comportamiento egoísta de las bacterias. Se preguntan qué tan extendidas están tales estrategias y cuál es su papel en el ciclo global del carbono, una pregunta que tiene un vínculo directo con las políticas de protección ambiental y el desarrollo sostenible.
Todos estos hallazgos enfatizan la necesidad de seguir estudiando el mundo microscópico que vive bajo la superficie de nuestros lagos. Porque en un momento en que se habla cada vez más de la reducción de emisiones y las políticas verdes, a menudo olvidamos que las respuestas podrían estar precisamente en los organismos más pequeños: las bacterias que silenciosa pero implacablemente gestionan los procesos vitales de la naturaleza.
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Hora de creación: 11 abril, 2025