En 2024, el planeta Tierra experimentó extremos climáticos sin precedentes, batiendo una serie de récords preocupantes que confirman inequívocamente la aceleración del calentamiento global. El último informe, el 35º de la serie "Estado del Clima", publicado como suplemento del Boletín de la Sociedad Meteorológica Americana (BAMS), ofrece una sombría imagen de un planeta bajo una presión creciente. Las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzaron nuevos máximos, y con ellas las temperaturas globales de la tierra y los océanos, el nivel del mar y el contenido total de calor de los océanos. Los datos recopilados de una amplia red de satélites, estaciones meteorológicas, boyas oceánicas e investigaciones de campo pintan un diagnóstico detallado y alarmante de la salud de nuestro planeta. En el núcleo de este informe de autoridad, considerado la evaluación anual más fidedigna del clima, se encuentran también registros de datos clave proporcionados por la Agencia Espacial Europea (ESA) a través de su Iniciativa sobre el Cambio Climático (CCI).
Un planeta en fiebre: Temperaturas récord y deshielo sin precedentes
El año 2024 será recordado como el año en que los glaciares sufrieron la mayor pérdida de masa anual desde que comenzaron las mediciones. Esta dramática tendencia es una consecuencia directa de las temperaturas récord y tiene consecuencias de gran alcance, desde el aumento del nivel global del mar hasta la amenaza del suministro de agua potable para miles de millones de personas que dependen de los ríos alimentados por glaciares. La Iniciativa sobre el Cambio Climático (CCI) de la ESA desempeña un papel crucial en el seguimiento de estos cambios, transformando décadas de observaciones por satélite en conjuntos de datos consistentes y a largo plazo sobre variables climáticas clave. Estos datos, que abarcan desde el nivel del mar, el hielo marino y los glaciares hasta el permafrost y la humedad del suelo, no solo constituyen la columna vertebral del informe "Estado del Clima", sino que también representan pruebas clave para las evaluaciones climáticas internacionales y un estímulo para la acción.
Clement Albergel, jefe del Departamento de Aplicaciones Climáticas y Ciencia de la ESA, destacó la importancia de estos registros a largo plazo. "Durante más de una década, nuestros datos climáticos han contribuido al informe del BAMS, reflejando el compromiso y la pericia de nuestros equipos en la entrega de conjuntos de datos de alta calidad y fiables procedentes de la observación de la Tierra", declaró. "Estos registros a largo plazo son cruciales para proporcionar pruebas claras de cómo está cambiando el clima de nuestro planeta. La contribución de la ESA este año volvió a abarcar múltiples componentes del sistema terrestre, y los datos satelitales clave ayudaron a documentar las condiciones climáticas globales en relación con las tendencias a largo plazo". En concreto, en el último informe se utilizaron registros sobre la humedad del suelo, la temperatura de la superficie de los lagos, el permafrost, la temperatura de la superficie terrestre y el ozono estratosférico.
Tierra de extremos: De la sequía récord al Sahel inundado
Los datos satelitales sobre la humedad del suelo revelaron contrastes asombrosos en todo el mundo en 2024. Mientras que regiones como el Sahel registraron niveles de humedad dos veces superiores a los habituales, lo que provocó inundaciones y cambios en la vegetación, gran parte del continente americano se enfrentó a graves condiciones de sequía. Estados Unidos registró una cobertura de sequía récord que afectó a casi la mitad del país, con consecuencias devastadoras para la agricultura y los ecosistemas. Estos conocimientos provienen del proyecto de humedad del suelo de la CCI, que utiliza datos de sensores de satélite de microondas, incluidas misiones históricas como el ERS de la ESA y la misión actual SMOS. Estos datos son vitales para evaluar los riesgos de sequía e inundación, ya que la humedad del suelo afecta directamente a todo, desde el crecimiento de los cultivos hasta el peligro de incendios forestales.
Calentamiento de los lagos: Una amenaza silenciosa para los ecosistemas de agua dulce
Los ecosistemas de agua dulce tampoco han permanecido inmunes al calentamiento global. Las mediciones por satélite del proyecto de lagos de la CCI revelaron las anomalías globales de temperatura de la superficie de los lagos más altas registradas. Más de la mitad de los lagos observados mostraron anomalías superiores a +0,5 °C en comparación con el período de referencia de 1995-2020. El proyecto supervisa el impacto del calentamiento en casi 2000 lagos de agua dulce de todo el mundo, proporcionando a los científicos información clave sobre los efectos del cambio climático en los ecosistemas de agua dulce y los recursos hídricos. El agua más cálida puede provocar la proliferación de algas, reducir los niveles de oxígeno y amenazar la supervivencia de las poblaciones de peces, alterando el delicado equilibrio de estos hábitats acuáticos.
Bomba de carbono de relojería: El deshielo del permafrost se acelera
Una de las tendencias más preocupantes se refiere al permafrost, el suelo permanentemente congelado que cubre grandes partes del Ártico. Nuevos datos del proyecto de permafrost de la CCI de la ESA muestran que la velocidad de movimiento de los glaciares de roca en Asia Central ha aumentado continuamente desde la década de 1950, con una aceleración pronunciada entre 2010 y 2020. Los glaciares de roca, que consisten en una mezcla de hielo, rocas y escombros, sirven como importantes indicadores de las condiciones térmicas del permafrost. Su movimiento acelerado está directamente relacionado con el aumento de la temperatura del aire en la región y proporciona una prueba más de que el permafrost está respondiendo rápidamente al cambio climático. El permafrost ártico almacena casi 1700 mil millones de toneladas de carbono congelado, el doble de la cantidad que se encuentra actualmente en la atmósfera. Su deshielo amenaza con liberar enormes cantidades de metano y dióxido de carbono, lo que podría desencadenar un peligroso bucle de retroalimentación que acelere aún más el calentamiento global.
Puntos calientes del planeta: En el límite de la resistencia humana
El informe también utilizó los resultados del proyecto de temperatura de la superficie terrestre de la CCI, que identificó puntos calientes extremos con temperaturas superficiales superiores a 60 °C en varios continentes. Utilizando datos del satélite Copernicus Sentinel-3 con una resolución de 1 kilómetro, el proyecto proporciona mediciones cruciales en regiones remotas donde las estaciones meteorológicas son escasas. Estos datos ayudan a los científicos a cartografiar las zonas donde las condiciones se acercan a los límites de la habitabilidad y la resistencia humanas. Las altas temperaturas de la superficie terrestre pueden afectar drásticamente al clima local, la agricultura y la disponibilidad de agua, creando condiciones inadecuadas para la vida.
Un rayo de esperanza: La capa de ozono muestra signos de recuperación
En medio de una serie de noticias preocupantes, el informe aportó, sin embargo, un dato positivo. Los datos del proyecto de seguimiento del ozono de la CCI mostraron signos alentadores. En 2024, los niveles de ozono estratosférico en el hemisferio norte alcanzaron su nivel más alto desde que comenzó el seguimiento por satélite en 1979, y en algunas regiones las concentraciones han vuelto a niveles no vistos desde la década de 1960. El hemisferio sur también está mostrando una mejora, recuperándose de los bajos niveles de ozono registrados entre 2020 y 2022, que fueron el resultado de la contaminación de los grandes incendios forestales de Australia y las erupciones volcánicas. Esta recuperación es el resultado directo de una exitosa cooperación mundial y de la aplicación del Protocolo de Montreal, lo que demuestra que es posible resolver los desafíos medioambientales mundiales mediante la acción conjunta.
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