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Los satélites Galileo SAT 33 y SAT 34 en el cohete Ariane 6 refuerzan la navegación y la autonomía espacial europea

La nueva misión Galileo L14 puso en órbita los satélites SAT 33 y SAT 34 en el cohete Ariane 6, consolidando la autonomía europea en el acceso al espacio y la navegación global. Su función es reforzar la precisión, resiliencia y seguridad de los servicios en los que se apoyan la economía y la vida cotidiana en Europa y el mundo.

Los satélites Galileo SAT 33 y SAT 34 en el cohete Ariane 6 refuerzan la navegación y la autonomía espacial europea
Photo by: ESA/ArianeGroup/ ESA/ArianeGroup

El sistema europeo de navegación por satélite Galileo ha sumado dos nuevos miembros: los satélites SAT 33 y SAT 34, que el 17 de diciembre de 2025 fueron lanzados con éxito desde el Centro Espacial Europeo en Kourou, Guayana Francesa, en un cohete portador Ariane 6. Se trata de la primera misión en la que satélites operativos de Galileo han despegado precisamente en el nuevo cohete pesado europeo, lo que convierte a esta misión en un hito para la autonomía europea en el acceso al espacio y para la resiliencia a largo plazo del sistema de navegación por satélite de la Unión Europea.


El vuelo designado como VA266 representa el 14.º lanzamiento operativo del programa Galileo (Galileo Launch 14 – L14) y, al mismo tiempo, el quinto vuelo del cohete Ariane 6 desde su entrada en servicio. El lanzamiento se llevó a cabo en la configuración Ariane 62, con dos propulsores auxiliares de combustible sólido, portando el cohete dos satélites idénticos con una masa total de unas 1,46 toneladas. Tras la secuencia estándar de separación de etapas, la etapa superior del cohete insertó los satélites en la órbita terrestre media planificada.


Ariane 6 como pilar de la nueva estrategia espacial europea


Ariane 6 es la última generación del cohete portador pesado europeo, desarrollado bajo el liderazgo del consorcio ArianeGroup para la Agencia Espacial Europea (ESA). Está diseñado como una plataforma modular y escalable que puede transportar una amplia gama de cargas útiles: desde satélites científicos y comerciales hasta misiones de seguridad y defensa. Tras la retirada del Ariane 5 y el cese de la colaboración con Soyuz desde Kourou, el Ariane 6 asume un papel clave en el restablecimiento del acceso europeo independiente al espacio.


La VA266 es el quinto vuelo del Ariane 6 y también la primera misión en la que el cohete sirve para reforzar directamente la infraestructura de la Unión Europea en órbita. Hasta ahora, debido a circunstancias geopolíticas y retrasos en el desarrollo del cohete, parte de los satélites Galileo tuvieron que ser lanzados en cohetes comerciales fuera de Europa. El éxito de la misión del Ariane 6 con dos nuevos satélites significa que la Unión Europea regresa gradualmente a su propia infraestructura de lanzamiento, lo cual es especialmente importante para programas estratégicos como la navegación global por satélite.


La configuración Ariane 62, utilizada en esta misión, se apoya en una combinación de una etapa principal de propulsión criogénica y dos propulsores auxiliares, lo que permite un equilibrio óptimo entre capacidad de carga y costes. Esta flexibilidad es clave para el ritmo de lanzamientos previsto en los próximos años, cuando el Ariane 6 tendrá que dar servicio no solo a Galileo sino también a otros programas europeos, incluyendo la observación de la Tierra, las comunicaciones y misiones científicas en el espacio profundo.


Detalles de la misión VA266: viaje a la órbita terrestre media


El lanzamiento de la misión Galileo L14 se realizó el 17 de diciembre de 2025 a las 2:01 hora local en Kourou (5:01 UTC, 6:01 hora de Europa Central). Tras el despegue, el cohete atravesó las densas nubes sobre la Guayana Francesa en solo unos minutos y continuó su ascenso hacia el espacio. Los propulsores laterales se separaron menos de tres minutos después del lanzamiento, seguido del desprendimiento de la cofia protectora (fairing) que protegía a los satélites durante el paso por las capas más densas de la atmósfera.


Una vez que la etapa principal finalizó su trabajo, la etapa superior del cohete con el motor criogénico Vinci tomó el relevo y encendió el motor en varias ocasiones para dar forma precisa a la trayectoria hacia la órbita planificada. El tiempo total de vuelo hasta la separación de los satélites fue de algo menos de cuatro horas, mientras que el tiempo nominal de separación estaba previsto unos 3 horas y 55 minutos después del despegue. Los satélites comenzaron entonces la fase temprana de operaciones, en la que se llevan a cabo una serie de pruebas automatizadas y supervisadas manualmente.


En esta fase se presta especial atención al despliegue y bloqueo de los paneles solares, a la comprobación del funcionamiento del sistema de propulsión, las antenas de navegación y los precisos relojes atómicos que son el corazón de cada satélite de navegación. Solo después de confirmar una alimentación eléctrica estable y la comunicación con las estaciones terrestres, la misión fue declarada oficialmente exitosa y los satélites listos para su posterior ascenso a la órbita operativa de destino.


SAT 33 y SAT 34 fueron insertados primero en una órbita terrestre media a una altura de unos 22 900 kilómetros, tras lo cual sigue un período de ajuste fino de las órbitas y la denominada fase de deriva. Durante aproximadamente cuatro meses, los satélites maniobrarán lentamente hacia sus puntos finales dentro de la constelación, a una altura de unos 23 200 kilómetros. Paralelamente, se realiza una comprobación detallada de todos los sistemas para que, una vez finalizadas las pruebas, puedan entrar en pleno servicio operativo.


Galileo – el sistema de navegación por satélite global más preciso


Galileo es el sistema global de navegación por satélite (GNSS) de la Unión Europea y se considera actualmente el sistema civil de navegación por satélite más preciso del mundo. Sus señales permiten el posicionamiento en tiempo real con un error de nivel métrico para miles de millones de usuarios en todo el planeta. La diferencia clave respecto al GPS estadounidense, al GLONASS ruso o al BeiDou chino es que Galileo está bajo control civil y ha sido desarrollado ante todo para aplicaciones civiles, pero también críticas para la seguridad dentro de Europa.


Los satélites emiten varias señales diferentes: un servicio abierto para todos los usuarios, señales comerciales de alta precisión y un servicio público regulado (PRS) protegido y cifrado destinado a instituciones estatales, al sector de seguridad e inteligencia y a infraestructuras críticas. Precisamente este nivel adicional de robustez y resiliencia del sistema convierte a Galileo en una herramienta clave para la economía, el transporte y la seguridad de la Unión Europea.


Según datos de las instituciones de la UE y de los operadores del sistema, las señales de Galileo ya respaldan diariamente a unos 4500 millones de dispositivos en todo el mundo: desde teléfonos inteligentes y navegadores de automóviles hasta sistemas complejos en aviación, transporte ferroviario y marítimo, agricultura de guiado de precisión, energía y servicios de búsqueda y salvamento. Cada nuevo satélite en la constelación aumenta la disponibilidad y la calidad de la señal, especialmente en entornos urbanos y en latitudes más altas.


En el momento del lanzamiento de los satélites SAT 33 y SAT 34, la constelación de Galileo consistía en más de treinta satélites en órbitas distribuidas en tres planos orbitales. La mayoría de ellos están operativos, mientras que una parte sirve como reserva orbital o atraviesa la fase de puesta en servicio (commissioning). Los nuevos dos satélites pertenecen a la primera generación de satélites de Capacidad Operativa Total (Full Operational Capability – FOC) y están diseñados para complementar la red existente, aumentar el número de satélites activos y asegurar suficientes capacidades de reserva para la prestación continua del servicio a largo plazo.


SAT 33 y SAT 34: un nuevo eslabón en la primera generación de Galileo


SAT 33 y SAT 34, conocidos en el catálogo también como Galileo-FOC FM33 y FM34, son los miembros más recientes de la primera generación de satélites operativos. Al igual que sus predecesores, están equipados con máseres de hidrógeno pasivos y relojes atómicos de rubidio, una combinación que permite una medición del tiempo extremadamente estable y precisa. En los sistemas de navegación, el tiempo es prácticamente igual a la distancia, por lo que la precisión de los relojes está directamente relacionada con la precisión de la determinación de la posición del usuario en la Tierra.


Junto con el equipo de navegación, los satélites llevan también equipos para participar en el sistema internacional de búsqueda y salvamento Cospas-Sarsat. Galileo participa en este sistema a través del servicio de Búsqueda y Salvamento (SAR), que permite una localización más rápida de las señales de socorro emitidas desde embarcaciones, aeronaves o localizadores personales. Los nuevos dos satélites densifican aún más la red de transpondedores SAR en órbita, acortando el tiempo de detección de la señal y aumentando la probabilidad de una reacción oportuna de los servicios de rescate.


Tras el lanzamiento, SAT 33 y SAT 34 atraviesan una fase de varios meses de operaciones orbitales tempranas y pruebas. Durante este período, los expertos verifican el funcionamiento de todos los subsistemas: desde la propulsión y el control de orientación hasta los canales de comunicación y la generación de señales de navegación. Solo tras finalizar esta verificación, los satélites se integran plenamente en la constelación operativa y comienzan a contribuir a los servicios diarios, desde el posicionamiento básico hasta servicios avanzados de alta precisión.


División de funciones: Comisión Europea, ESA, EUSPA e industria


El programa Galileo es un ejemplo de una compleja división de funciones entre las instituciones de la Unión Europea, las agencias espaciales europeas y la industria. El propietario del sistema es la Unión Europea, y la responsabilidad política estratégica recae en la Comisión Europea. La ESA es la encargada del desarrollo del segmento espacial, los satélites y la infraestructura de lanzamiento, así como de la adquisición de cohetes portadores como el Ariane 6. En esta misión, la ESA, en nombre de la Comisión Europea, contrató y supervisó el lanzamiento con el operador Arianespace.


Arianespace, el operador comercial de los cohetes Ariane y Vega, es responsable de la preparación y ejecución de la propia misión VA266: desde la integración del cohete y la carga útil, pasando por las operaciones en la rampa de lanzamiento, hasta la dirección del vuelo durante el ascenso. Por otro lado, la principal función industrial en el desarrollo del cohete recae en la empresa ArianeGroup, que coordina una red de más de 600 empresas europeas, incluyendo cientos de pequeñas y medianas empresas. Esta red industrial convierte al Ariane 6 en uno de los pilares de la industria espacial europea.


Los satélites Galileo de primera generación, incluidos el SAT 33 y el SAT 34, fueron fabricados por la empresa alemana OHB en colaboración con la compañía británica Surrey Satellite Technology Ltd (SSTL). Tras la llegada de los satélites a la Guayana Francesa, equipos de la ESA, OHB y Arianespace realizaron las pruebas finales, la carga de combustible y la integración en la cofia protectora del cohete. En la fase final, los satélites, junto con la etapa superior, fueron elevados a la parte superior del cohete y preparados para el lanzamiento.


En el momento en que los satélites entren en servicio operativo, la primacía sobre su gestión diaria es asumida por la Agencia de la Unión Europea para el Programa Espacial (EUSPA), con sede en Praga. La EUSPA es responsable de la supervisión de la constelación, la gestión de los servicios y la coordinación con los usuarios, incluyendo la industria, los servicios públicos y los organismos estatales. De este modo se cierra el círculo: desde la toma de decisiones políticas en las instituciones de la UE, pasando por el desarrollo técnico en la ESA y la industria, hasta la gestión operativa y las aplicaciones reales de los usuarios.


Por qué estos dos satélites son importantes para Europa


Aunque a primera vista parezca que dos satélites adicionales en la constelación no cambian radicalmente el panorama de la navegación por satélite global, en la práctica su papel es extremadamente importante. Galileo está diseñado de manera que, además del número básico de satélites operativos, siempre exista en órbita un número suficiente de naves espaciales de reserva que puedan asumir el papel si un satélite concreto necesita mantenimiento, si ocurre un fallo técnico o una desconexión planificada para la gestión de la constelación.


SAT 33 y SAT 34 refuerzan precisamente esa capa de robustez. Con su entrada en servicio, Europa gana una mayor seguridad de que el sistema podrá prestar servicios las 24 horas del día, los 7 días de la semana, incluso en períodos de mayor demanda, trabajos planificados o incidentes imprevistos en órbita. Esto respalda directamente a una serie de sectores críticos: desde la aviación civil y el control del tráfico aéreo, pasando por el transporte marítimo y fluvial, hasta la logística, la energía y las telecomunicaciones.


Desde el punto de vista de la geopolítica, esta misión representa también una clara señal de que la Unión Europea no quiere depender de cohetes portadores no europeos para el lanzamiento de infraestructuras estratégicas clave. Tras un período en el que algunos satélites Galileo despegaron en cohetes rusos Soyuz o cohetes comerciales estadounidenses, el regreso al Ariane como portador principal restablece el control sobre toda la cadena: desde la decisión de la misión hasta el satélite operativo en órbita.


Para los ciudadanos y la economía, esto significa un servicio de navegación más seguro, predecible y fiable a largo plazo. Para la industria espacial europea, la misión confirma que el nuevo lanzador funciona de manera fiable y que está listo para asumir un papel comercial regular en el mercado global de lanzamientos, compitiendo con actores fuertes de Estados Unidos, Rusia y China.


Contexto más amplio: de la primera generación de Galileo a la futura G2G


El lanzamiento de los satélites SAT 33 y SAT 34 forma parte de la fase final de construcción de la primera generación de la constelación Galileo. Según los planes del programa, quedan todavía cuatro satélites de la primera generación esperando el lanzamiento, también previsto en cohetes Ariane 6 en la configuración Ariane 62. Cuando todos los satélites estén en órbita y operativos, Europa tendrá una constelación completamente completa con suficiente reserva para un servicio fiable durante las próximas décadas.


Al mismo tiempo, ya se está trabajando intensamente en la segunda generación de Galileo (G2G), que desarrollan grandes empresas espaciales europeas como Thales Alenia Space y Airbus. La nueva generación de satélites traerá cargas útiles de navegación digital, antenas más avanzadas, propulsión eléctrica, enlaces intersatelitales y relojes atómicos adicionales y experimentales para una sincronización del tiempo aún más precisa. Las primeras naves de la segunda generación deberían comenzar a lanzarse a partir de 2027, estando previsto que sean totalmente compatibles con la flota existente de la primera generación.


La transición de la primera a la segunda generación se realizará de forma gradual, manteniendo simultáneamente el servicio completo para los usuarios. En esa transición, los satélites como el SAT 33 y el SAT 34 tienen una doble función: por un lado, aseguran que el sistema siga siendo fiable y esté bien cubierto mientras la nueva generación se desarrolla e introduce, y por otro lado, proporcionan una plataforma para estrategias de transición de gestión de la constelación, donde se encontrarán simultáneamente en órbita satélites de diferentes generaciones tecnológicas.


Impacto en la vida cotidiana y la economía


El impacto de la misión VA266 y de los satélites SAT 33 y SAT 34 se ve más claramente en las aplicaciones que los ciudadanos utilizan casi inconscientemente. Aplicaciones de navegación en teléfonos inteligentes, servicios de determinación de la posición para servicios de mensajería y logística, cobro electrónico de peajes, sincronización del tiempo en redes de telecomunicaciones y sistemas energéticos: todo esto se apoya en segundo plano en los sistemas globales de navegación por satélite, entre los cuales Galileo tiene un papel cada vez más importante.


Para el sector del transporte, las mejoras adicionales en la precisión y disponibilidad de la señal facilitan la aplicación de sistemas avanzados de asistencia al conductor, la conducción autónoma y la navegación precisa en canales estrechos o cerca de puertos. En la aviación, una navegación por satélite precisa permite rutas optimizadas, reducción del consumo de combustible y aproximaciones más seguras a los aeropuertos, especialmente en malas condiciones meteorológicas.


En la agricultura, los sistemas de guiado de precisión de maquinaria permiten optimizar el uso de fertilizantes y pesticidas, reducir el solapamiento en el tratamiento del suelo y ahorrar combustible. De este modo, se reducen simultáneamente los costes, aumenta el rendimiento y se mitiga el impacto negativo en el medio ambiente. En la energía, la sincronización precisa que proporcionan las señales satelitales es clave para el funcionamiento estable de las redes eléctricas, sobre todo en condiciones de una cuota creciente de fuentes renovables.


Un papel especialmente importante de Galileo es el de los sistemas de búsqueda y salvamento. Gracias al servicio SAR, las señales de radiobalizas de salvamento, chalecos salvavidas o localizadores personales se detectan más rápido y se localizan con mayor precisión. Esto salva vidas directamente en casos de accidentes marítimos, accidentes de montaña, siniestros aéreos y otras situaciones en las que cada minuto cuenta.


Europa refuerza su resiliencia y autonomía estratégica


La misión Galileo L14 con el cohete Ariane 6 llega en un momento en que el mercado global de lanzamientos está cambiando rápidamente y la dependencia de un número limitado de proveedores comerciales de servicios de lanzamiento se reconoce como un riesgo estratégico. Con la ejecución exitosa de la misión VA266, Europa confirma que puede lanzar de forma autónoma componentes clave de su infraestructura espacial y reducir así la vulnerabilidad ante choques políticos o comerciales.


Para la Agencia Espacial Europea y los socios industriales, es también una confirmación de que el Ariane 6 está listo para entrar en la fase de explotación regular. Los siguientes pasos incluyen el aumento del ritmo de lanzamientos, las próximas misiones para Galileo y otros programas y nuevas mejoras del sistema para que el cohete sea competitivo en el mercado a largo plazo. Al mismo tiempo, para la Unión Europea este vuelo representa otra prueba de que la inversión en capacidades espaciales propias no es solo una cuestión tecnológica, sino también política, estrechamente ligada a la seguridad, la economía y la influencia internacional.


SAT 33 y SAT 34, aunque por sus dimensiones son solo dos naves espaciales relativamente pequeñas en órbita, simbolizan un paso adelante más amplio: una combinación de experiencia tecnológica europea, coordinación de instituciones e industria y un compromiso político a largo plazo por la independencia en el espacio. Su papel en los próximos años será de carácter silencioso pero constante: desde la órbita, ayudarán, casi imperceptiblemente, a miles de millones de usuarios a orientarse, conectarse y moverse con seguridad por el mundo.

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