Tuberculosis (TB), una enfermedad conocida también por los nombres de peste blanca, consunción o fisis, representa uno de los desafíos más difíciles para la salud pública global durante milenios. Desde sus inicios, en un pasado distante, hasta hoy, la TB se ha adaptado a los cambios en el modo de vida de la humanidad, y su causante – la bacteria Mycobacterium tuberculosis – ha desarrollado resistencia a los medicamentos que fueron la base de su tratamiento. Hoy en día, esta enfermedad es la enfermedad infecciosa más mortal del mundo, responsable de la muerte de casi 1,6 millones de personas anualmente.
Una nueva era en la lucha contra la tuberculosis – terapias más cortas y efectivas
En las últimas décadas, el tratamiento de la tuberculosis requirió una disciplina excepcional por parte de los pacientes, ya que los regímenes estándar implicaban tomar una gran cantidad de medicamentos durante un período que podía durar incluso dos años. Muchos pacientes abandonaron la terapia debido a efectos secundarios graves como náuseas, pérdida de audición o problemas renales, lo que aumentaba la probabilidad de propagación de formas resistentes de la enfermedad. Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente en los últimos años. Los nuevos medicamentos y enfoques innovadores permiten reducir el tratamiento a entre cuatro y seis meses, lo que incrementa significativamente el éxito de la terapia y reduce la posibilidad de desarrollar formas resistentes de la enfermedad.
Los científicos destacan que es especialmente importante que las nuevas terapias eliminen la necesidad de inyecciones, lo que reduce considerablemente la incomodidad para los pacientes. Ahora, en el mercado también están surgiendo clases completamente nuevas de medicamentos que actúan específicamente contra la bacteria, permitiendo una duración del tratamiento aún más corta. Existe un gran potencial para nuevas investigaciones dirigidas a un enfoque individualizado del tratamiento, donde la terapia se adapte a cada paciente por separado.
Avances en los métodos diagnósticos acelerados por la pandemia de COVID-19
Un gran desafío en la lucha contra la tuberculosis es el diagnóstico tardío de la enfermedad. En muchas partes del mundo, los procedimientos diagnósticos aún dependen del examen microscópico del esputo de los pacientes, métodos que han permanecido casi sin cambios desde el descubrimiento de la bacteria hace más de un siglo. Debido a la complejidad del proceso, así como a los recursos limitados, millones de personas permanecen cada año sin ser diagnosticadas y sin recibir tratamiento.
Sin embargo, la pandemia de COVID-19 ha impulsado el desarrollo de nuevos métodos diagnósticos que ahora pueden utilizarse para un diagnóstico más rápido de la TB. Se trata de enfoques como pruebas moleculares simples que utilizan muestras tomadas mediante hisopado de la nariz y la garganta, y no solo esputo. Estas nuevas pruebas permiten un diagnóstico rápido incluso en entornos menos equipados, lo que significa que los pacientes pueden ser tratados antes, reduciendo así el riesgo de propagación de la enfermedad.
El enigma de la tuberculosis – ¿Por qué algunos se enferman y otros no?
Uno de los grandes enigmas de la tuberculosis es la pregunta de por qué algunas personas se infectan con la bacteria, pero nunca desarrollan una enfermedad activa. Alrededor de una cuarta parte de la población mundial porta la bacteria sin síntomas visibles, y solo una parte de ellos desarrolla una enfermedad activa. Actualmente se investiga intensamente lo que se denomina biomarcadores – indicadores biológicos específicos que pueden señalar con antelación el riesgo de que una persona desarrolle una forma activa de la enfermedad. Si los científicos logran identificar dichos marcadores, los médicos podrían determinar de manera más precisa quién debe recibir una terapia preventiva, lo que sería un gran avance para detener la propagación de la enfermedad.
Medicina personalizada como nueva esperanza para los enfermos
Junto con los biomarcadores, una nueva dirección en el tratamiento de la tuberculosis podría ser el enfoque de la medicina personalizada. Actualmente, casi todos los pacientes son tratados con combinaciones similares de medicamentos, aunque existen diferencias significativas en la gravedad de la enfermedad de un paciente a otro. Se espera que pronto las terapias puedan adaptarse a las necesidades individuales de los pacientes, lo que permitiría un tratamiento más corto para la mayoría, mientras que regímenes más intensivos se aplicarían solo en pacientes con las formas más graves de la enfermedad. Este enfoque permitiría una terapia más efectiva y menos carga para los pacientes, y potencialmente reduciría de manera significativa la prevalencia global de la enfermedad.
Nuevas vacunas y la perspectiva de la prevención de la enfermedad
Una de las mayores deficiencias en la lucha actual contra la tuberculosis es la vacuna insuficientemente eficaz. La vacuna BCG actualmente disponible, aunque útil en los niños, solo brinda una protección parcial en los adultos. Por ello, la investigación se centra en el desarrollo de nuevas vacunas, más efectivas, que proporcionen una protección duradera y más fuerte contra la TB. Tales vacunas podrían ser un paso clave en la eliminación permanente de la enfermedad, que ha demostrado ser extremadamente resistente a todos los intentos previos de erradicarla.
A medida que las tecnologías evolucionan, los científicos creen que pronto estarán disponibles vacunas que utilicen métodos completamente nuevos para estimular el sistema inmunológico, incluyendo la ingeniería genética y las tecnologías de ARNm, similares a las utilizadas durante la pandemia de COVID-19. El futuro trae así nuevas posibilidades para combatir la enfermedad que durante mucho tiempo representó una amenaza imparable para la raza humana.
Izvor: University of California
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