Cuando a su hermano le implantaron un bypass cardíaco a la edad de solo cuatro años, Linda Park vio de cerca por primera vez cuán frágil, pero también resistente, es el corazón humano. Ese shock familiar la introdujo en el mundo de la cardiología mucho antes de que se inscribiera en la universidad, y más tarde definiría su carrera como enfermera cardiológica y científica.
Años más tarde, trabajando como enfermera especializada en cardiología (nurse practitioner), Park veía constantemente el mismo patrón en la clínica. Un paciente pasaba por una cirugía cardíaca difícil o un procedimiento como la implantación de un stent, los médicos lo derivaban a rehabilitación cardíaca, y él o abandonaba completamente el programa o lo interrumpía después de unas semanas. En los controles regresaban los mismos problemas: falta de actividad física, aumento de peso, mala regulación de la presión arterial, fatiga y caída de la motivación.
"Lo que más me dolía era ver que muchos pacientes simplemente no tenían las herramientas para manejar por sí mismos sus síntomas y el progreso de la enfermedad," describe Park su experiencia temprana. "Cuando venían regularmente a rehabilitación, florecían físicamente. Pero tan pronto como dejaban de hacer ejercicio y volvían a un estilo de vida sedentario, regresaban también los viejos riesgos. Quedó claro que debíamos encontrar una manera de mantenerlos activos también fuera de las salas del hospital."
Por qué la rehabilitación cardíaca es crucial, especialmente para los mayores
La rehabilitación cardíaca es hoy el estándar recomendado para todos los pacientes después de haber sufrido un infarto, cirugía de bypass, implantación de stent, reemplazo de válvulas cardíacas y otros procedimientos cardiovasculares complejos. Se trata de un programa estructurado que con mayor frecuencia dura unas 12 semanas e incluye actividad física supervisada, educación sobre nutrición y cambio de estilo de vida y apoyo psicosocial.
Es particularmente importante para los pacientes mayores, que después de la hospitalización a menudo sienten miedo al esfuerzo e inseguridad en las actividades diarias. En el entorno supervisado del centro de rehabilitación hacen ejercicio con pesas ligeras, participan en entrenamientos aeróbicos adaptados a sus capacidades y realizan ejercicios específicos de estiramiento y equilibrio. El personal médico monitorea continuamente la presión arterial, el ritmo cardíaco y el estado general, lo que aumenta la sensación de seguridad en los pacientes.
Un programa de rehabilitación bien estructurado puede mejorar la marcha, la resistencia y la fuerza muscular y reducir el número de caídas y fracturas. Los pacientes se mueven más fácilmente por la casa y fuera de ella, usan las escaleras con más seguridad, caminan más tiempo sin dificultad para respirar y retoman roles en la familia y la comunidad. Por otro lado, aquellos que no incluyen la rehabilitación en la recuperación tienen un mayor riesgo de eventos cardiovasculares recurrentes, pérdida más rápida de la función física, pero también desarrollo de depresión y sentimientos de impotencia.
La brecha entre las recomendaciones y la realidad
A pesar de las fuertes recomendaciones profesionales, los datos muestran que solo una minoría de pacientes comienza siquiera un programa de rehabilitación cardíaca. En grandes análisis que abarcan pacientes de edad avanzada, la participación ronda alrededor de una cuarta parte del número total de aquellos que tienen derecho al programa, y entre los inscritos apenas uno de cada cuatro o cinco logra llegar a la finalización de todas las semanas previstas.
Las razones son múltiples y generalmente se superponen. Muchos todavía están activos laboralmente y les resulta difícil coordinar el horario de ejercicio con el trabajo. Otros cuidan de nietos o miembros mayores de la familia y no tienen a quién confiar el cuidado. Una parte de los pacientes vive lejos del centro de rehabilitación, por lo que el viaje cada dos o tres días es una carga logística y financiera. También hay barreras psicológicas – desde la vergüenza por la propia forma física hasta la creencia de que "la operación ya resolvió el problema" y que el ejercicio adicional es innecesario.
Para el sistema de salud, esto es un enorme potencial perdido. Los estudios muestran que la participación regular en la rehabilitación cardíaca reduce el riesgo de rehospitalización y muerte cardiovascular, mejora la calidad de vida y reduce los costos de tratamiento a largo plazo. Sin embargo, los beneficios del programa no pueden realizarse si los pacientes abandonan tan pronto como salen del hospital o después de realizar solo una parte de los ejercicios planificados.
Tecnologías digitales como puente entre el hospital y el hogar
En busca de nuevas formas de motivación, Park comenzó a preguntarse si la tecnología que ya se ha convertido en parte de la vida cotidiana – teléfonos inteligentes, relojes inteligentes, pulseras de fitness y tensiómetros domésticos – podría ayudar a los pacientes a mantenerse activos a largo plazo. Al mismo tiempo, el desarrollo de dispositivos portátiles y el monitoreo remoto de la salud ha dado un gran salto: hoy es posible monitorear la frecuencia cardíaca, el ritmo, el número de pasos, las calorías quemadas e incluso la calidad del sueño en tiempo real.
El monitoreo digital tiene dos ventajas clave. La primera es el registro objetivo de la actividad y los signos vitales, sin depender de la memoria del paciente o la impresión subjetiva. La segunda es la posibilidad de retroalimentación casi instantánea – ya sea a través de una aplicación que muestra gráficos y advertencias, o a través de mensajes SMS automatizados y recordatorios que animan al paciente a moverse o le recuerdan los objetivos acordados con el equipo médico.
Park quería saber si tales herramientas digitales podrían convertirse en una extensión de la rehabilitación cardíaca incluso después de que el paciente deje de venir a la sala. ¿Podrían un simple podómetro, una aplicación móvil y mensajes de texto personalizados motivar a las personas a no abandonar el movimiento tan pronto como enfrenten los primeros obstáculos en la vida cotidiana?
Estudio NIH: podómetro, aplicación y mensajes como motivación adicional
Para responder a esas preguntas, en 2021 lanzó un estudio aleatorizado con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud. En el estudio se incluyó a sesenta mujeres y hombres con una edad promedio de 68 años, todos con un diagnóstico o procedimiento cardíaco reciente. Todos los participantes fueron alentados a participar en un programa estándar de rehabilitación cardíaca, y además recibieron podómetros para monitorear el número de pasos.
Los pacientes fueron asignados aleatoriamente a dos grupos. El primero, el grupo de control, recibió un podómetro y mensajes SMS educativos ocasionales recordándoles la importancia de aumentar el número de pasos diarios y la actividad regular. El segundo, el grupo de intervención, además de lo mismo recibió acceso a una aplicación móvil de fitness y mensajes motivacionales y educativos adicionales durante dos meses después de la finalización de la rehabilitación formal.
De los 60 pacientes incluidos, 51 completaron las 12 semanas de rehabilitación cardíaca. El análisis mostró que precisamente el grupo con la aplicación móvil y el apoyo digital reforzado fue físicamente más activo incluso después de la finalización del programa oficial. En promedio, registraron 8.860 pasos por día, mientras que el grupo de control registró 6.633 pasos. En otras palabras, la intervención digital aportó aproximadamente un cuarto más de pasos en comparación con el apoyo habitual.
"Nuestro estudio confirmó que una intervención digital que combina un dispositivo portátil y una aplicación en el teléfono móvil puede aumentar el nivel de actividad física después de la rehabilitación cardíaca," destacó Park después de la publicación de los resultados. Los pasos no se observan aquí solo como un número en una pantalla – son un indicador simple, comprensible para los pacientes, de cuánto se mueven realmente día a día.
Qué significan más pasos para el corazón y la vida cotidiana
El aumento del número promedio de pasos en mil o dos al día puede no sonar espectacular a primera vista, pero en cardiología tales cambios hacen una gran diferencia a largo plazo. Caminar regularmente contribuye a mejorar la condición cardiorrespiratoria, reducir la presión arterial y mejorar los niveles de lípidos en la sangre. Al mismo tiempo ayuda a una mejor regulación del azúcar en personas con diabetes, lo cual es extremadamente importante porque la diabetes a menudo ocurre junto con enfermedades cardiovasculares.
Para los pacientes mayores, cada paso adicional a menudo significa también mayor independencia. Más movimiento se asocia con un mejor equilibrio y un menor riesgo de caídas, y la posibilidad de hacer las compras de forma independiente, pasear por el parque o visitar a amigos tiene un efecto positivo directo en la salud mental. Muchos reportan menos síntomas de depresión y ansiedad cuando se sienten más capaces y cuando retoman el papel de miembro activo de la familia y la comunidad.
Las herramientas digitales tienen aquí otra ventaja: pueden hacer visible el progreso para los pacientes. Los gráficos, objetivos y recordatorios en la aplicación ayudan a que incluso los pequeños avances sean reconocidos y recompensados, lo que fomenta aún más la perseverancia. En lugar de percibir el ejercicio como una recomendación abstracta, los pacientes ven cifras concretas que cambian día a día.
Del estudio individual a una estrategia digital más amplia
Alentada por los resultados, Park continuó ampliando su investigación. En proyectos multicéntricos más recientes, compara pacientes de áreas urbanas con aquellos de entornos rurales, para comprender mejor cómo la disponibilidad de Internet, teléfonos inteligentes y centros de rehabilitación afecta el éxito de las intervenciones digitales. Presta especial atención a cómo adaptar el contenido de los mensajes, aplicaciones y programas virtuales a personas que tal vez no crecieron con la tecnología y que al principio se sienten inseguras en el entorno digital.
Uno de los enfoques en los que se basa es también la gimnasia grupal en línea, como yoga virtual o sesiones conjuntas de estiramiento. Tales actividades no solo brindan a los pacientes ejercicio guiado en su propio hogar, sino que también alivian el aislamiento social, frecuente entre las personas que han sobrevivido a eventos cardíacos graves. El sentido de pertenencia al grupo, incluso a través de una pantalla, ayuda a muchos a mantenerse motivados y a perseverar en los cambios de estilo de vida.
El papel de las tecnologías digitales no termina ahí en la motivación para el movimiento. En un escenario ideal, los datos de glucómetros, tensiómetros, dispositivos de monitoreo del ritmo cardíaco y otros dispositivos domésticos se enviarían automáticamente al historial electrónico del paciente. Los médicos y enfermeras tendrían acceso a los parámetros casi en tiempo real y podrían detectar antes un empeoramiento del estado – por ejemplo, un aumento gradual de peso en pacientes con insuficiencia cardíaca o episodios más frecuentes de arritmia.
Tal imagen más completa permitiría ajustes de terapia más precisos y oportunos, una reducción en el número de ingresos de emergencia y una mejor sensación de seguridad en los pacientes. Aunque todavía no todos los sistemas de salud están técnica y organizativamente listos para la integración completa de los dispositivos de medición domésticos con los sistemas hospitalarios, ese es precisamente el estándar al que aspiran investigadores como Park.
Tendencia más amplia: del programa hospitalario a la atención híbrida
La investigación que dirige Park encaja en una tendencia global más amplia de digitalización de la rehabilitación cardíaca. En todo el mundo hay cada vez más programas que combinan ejercicios clásicos guiados en sala con ejercicios en casa con el apoyo de aplicaciones, videollamadas y dispositivos inteligentes. Tales modelos híbridos se esfuerzan por superar los obstáculos típicos – distancia al centro, falta de tiempo, crisis de salud como pandemias – manteniendo un alto nivel de seguridad y supervisión experta.
Numerosos estudios recientes muestran que las intervenciones digitales, incluidos los dispositivos portátiles, las aplicaciones de seguimiento de actividad y las plataformas de telesalud, pueden aumentar el número de sesiones de rehabilitación completadas y mejorar la adherencia a los ejercicios recomendados. En muchos análisis también se registra una caída en las rehospitalizaciones y una mejor experiencia subjetiva de la calidad de vida en pacientes que utilizan tales tecnologías en comparación con aquellos que confían exclusivamente en los controles ambulatorios clásicos.
Las soluciones digitales plantean simultáneamente preguntas sobre el acceso equitativo a la atención. No todos los pacientes participan por igual en los programas digitales – las diferencias en edad, educación, ingresos, alfabetización digital y disponibilidad de Internet pueden crear una nueva brecha en los resultados de salud. Por eso, un número creciente de directrices profesionales enfatiza que la rehabilitación cardíaca digital debe ser un complemento, y no un reemplazo de los programas físicamente disponibles, y que se debe trabajar activamente en la eliminación de las barreras digitales.
Qué significan estos hallazgos para los pacientes y el sistema de salud
La historia de Linda Park y sus estudios es a primera vista una historia sobre tecnología, pero en el fondo sigue siendo una historia sobre la motivación humana. Los pacientes que se sienten incluidos, informados y apoyados – ya sea a través de una conversación con la enfermera en la sala, o a través de un mensaje que llega a la pantalla del móvil – tienen más probabilidades de mantener hábitos saludables incluso después de que cese la supervisión inmediata.
Para los sistemas de salud, incluido el croata, las experiencias de tales investigaciones representan una valiosa fuente de inspiración. La introducción de podómetros, aplicaciones de fitness y recordatorios SMS estructurados en los programas existentes de rehabilitación cardíaca podría extender de manera relativamente simple el "alcance" de los equipos hospitalarios hasta el hogar del paciente. Especialmente podría ayudar a aquellos que viven lejos de grandes centros o tienen opciones de viaje limitadas.
Park considera que precisamente ahora es un momento extremadamente emocionante para la salud digital. La tecnología es lo suficientemente avanzada como para permitir la continuidad de la atención, pero también está lo suficientemente extendida como para que la mayoría de los pacientes tenga al menos algún dispositivo que pueda incluirse en el programa – un teléfono inteligente, un reloj o una pulsera simple que cuenta los pasos. Es crucial, sin embargo, que las soluciones digitales no se perciban como un truco, sino como una adición seria a la atención estándar, diseñada en colaboración con cardiólogos, enfermeras, fisioterapeutas y los propios pacientes.
Si tal enfoque se implementa consistentemente, el futuro de la rehabilitación cardíaca podría verse significativamente más flexible que hoy: parte de los ejercicios se llevará a cabo en la sala del hospital, parte en la sala de estar bajo la guía de un instructor en pantalla, y parte a través de caminatas independientes por el barrio con un recordatorio digital discreto pero constante de que cada paso es importante para la salud del corazón.
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