Nuestro Sistema Solar ha recibido una vez más un visitante del espacio profundo. Los astrónomos han confirmado con gran entusiasmo el descubrimiento del tercer objeto interestelar conocido que pasa por nuestro vecindario cósmico. Este raro viajero celestial, catalogado oficialmente como 3I/ATLAS, es un cometa que no se origina en nuestro sistema, sino en el espacio entre las estrellas, trayendo consigo los secretos de mundos lejanos. Su descubrimiento siguió a sus famosos predecesores, el misterioso objeto 1I/ʻOumuamua detectado en 2017 y el cometa 2I/Borisov que nos visitó 2I/Borisov en 2019.
Confirmación del origen interestelar
Los primeros rastros de este nómada espacial se registraron el 1 de julio de 2025, gracias al telescopio automatizado Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System (ATLAS) ubicado en Río Hurtado, en Chile. Las primeras observaciones ya indicaban una trayectoria inusual que no coincidía con las órbitas de los objetos pertenecientes a nuestro Sistema Solar. Su trayectoria era marcadamente hiperbólica, lo que es un indicador clave de que el objeto posee suficiente energía para superar la atracción gravitacional del Sol y continuar su viaje de regreso al espacio interestelar. En los días siguientes, astrónomos de todo el mundo apuntaron sus instrumentos hacia el objeto recién descubierto, confirmando su origen extrasolar. Tras la confirmación oficial, la Unión Astronómica Internacional le asignó la designación 3I/ATLAS, donde la "I" indica su estatus interestelar.
Tras el anuncio del descubrimiento, los científicos se dedicaron a buscar imágenes más antiguas de la misma parte del cielo, un proceso conocido como "precovery". En los archivos de tres telescopios ATLAS diferentes y del Zwicky Transient Facility (ZTF) en el Observatorio Palomar en California, se encontraron imágenes que datan del 14 de junio, proporcionando valiosos datos adicionales para calcular con mayor precisión su trayectoria.
Características y trayectoria del tercer mensajero interestelar
El cometa 3I/ATLAS se encuentra actualmente a una distancia de aproximadamente 670 millones de kilómetros del Sol, precipitándose desde la dirección de la constelación de Sagitario. Su velocidad es asombrosa y asciende a unos 60 kilómetros por segundo en relación con el Sol, lo que supera con creces las velocidades de los objetos que están gravitacionalmente ligados a nuestra estrella. Se estima que el diámetro del núcleo del cometa es significativo, posiblemente de hasta 20 kilómetros, lo que lo hace considerablemente más grande que muchos cometas de nuestro sistema. Afortunadamente, este huésped espacial no representa ninguna amenaza para la Tierra. Su trayectoria lo llevará a su punto más cercano a nuestro planeta a una distancia segura de unos 240 millones de kilómetros, que es más de 1,5 veces la distancia entre la Tierra y el Sol.
3I/ATLAS alcanzará su máxima aproximación al Sol, conocida como perihelio, a finales de octubre de 2025. En ese momento, se encontrará a una distancia de unos 210 millones de kilómetros de nuestra estrella, lo que lo sitúa justo dentro de la órbita de Marte. Los astrónomos esperan con impaciencia este momento, ya que la radiación solar intensificada calentará el núcleo del cometa.
Esfuerzo global de seguimiento e importancia científica
Inmediatamente después de recibir la notificación, la Oficina de Defensa Planetaria de la Agencia Espacial Europea (ESA) activó sus recursos. Los sistemas automatizados de detección alertaron a los astrónomos de la agencia, que ahora participan en los esfuerzos globales para seguir la trayectoria del cometa. La ESA utiliza una red de telescopios ubicados en Hawái, Chile y Australia para monitorear continuamente el movimiento y el comportamiento del cometa. Algunos de estos telescopios son propiedad de la agencia, mientras que otros están disponibles a través de asociaciones de larga data, lo que demuestra la importancia de la colaboración internacional en astronomía.
Lo que hace que los objetos interestelares como 3I/ATLAS sean tan extraordinarios es su naturaleza absolutamente extraña. Mientras que cada planeta, luna, asteroide y cometa que se formó en nuestro Sistema Solar comparte un origen y una composición química comunes, los visitantes interestelares son verdaderos forasteros. Son fragmentos de otros sistemas planetarios, restos de los procesos de formación de mundos alrededor de otras estrellas. Estudiar su composición nos brinda una oportunidad única de "tocar" material de otro sistema solar y obtener una visión invaluable de las condiciones que prevalecen mucho más allá de nuestro hogar.
¿Qué podemos aprender del viajero helado?
Los científicos ahora están más interesados en la composición y el comportamiento de este raro visitante. 3I/ATLAS está clasificado como un cometa activo. Esto significa que se espera que, a medida que se acerque al Sol y se caliente, comience el proceso de sublimación. Durante la sublimación, los gases congelados en la superficie del núcleo pasan directamente del estado sólido al gaseoso, arrastrando consigo partículas de polvo y hielo. Este material crea una atmósfera brillante alrededor del núcleo, conocida como coma, y una cola característica que se extiende por millones de kilómetros en la dirección opuesta al Sol. La observación de este proceso con espectroscopia permitirá a los astrónomos determinar la composición química de los gases, como agua, monóxido de carbono, cianuro и otras moléculas. Estos datos son una huella dactilar directa de la composición química del disco protoplanetario del que provino el cometa.
Lamentablemente, la observación será difícil. Para cuando el cometa alcance su máxima actividad y brillo, estará aparentemente demasiado cerca del Sol en nuestro cielo, escondiéndose en su resplandor. Se espera que vuelva a ser visible para los telescopios terrestres a principios de diciembre, cuando se haya alejado lo suficiente del Sol, brindando a los astrónomos una segunda oportunidad para estudios detallados.
El futuro de la investigación: La misión Comet Interceptor
Visitas tan raras como esta resaltan la importancia de las misiones de respuesta rápida. Con este fin, la Agencia Espacial Europea está preparando una misión revolucionaria llamada Comet Interceptor. Está previsto que la nave espacial se lance en 2029 y se coloque en una órbita de "estacionamiento" en el punto de Lagrange 2 (L2) del sistema Sol-Tierra, que se encuentra a unos 1,5 millones de kilómetros detrás de la Tierra. Allí esperará en estado de alerta la aparición de un objetivo adecuado. El objetivo principal de la misión es interceptar un cometa "prístino" proveniente de la lejana Nube de Oort, un vasto enjambre esférico de cuerpos helados que rodea nuestro Sistema Solar. Dichos cometas nunca antes han pasado por el Sistema Solar interior y su material no ha cambiado desde el momento de su formación.
Aunque es poco probable que se descubra un objeto interestelar cuya trayectoria sea tal que Comet Interceptor pueda alcanzarlo, la misión servirá como una empresa pionera. Demostrará la capacidad de reaccionar rápidamente e interceptar un objetivo que no se conoce de antemano, abriendo el camino a futuras misiones aún más ambiciosas que podrían estar dirigidas precisamente a estos misteriosos visitantes de otros sistemas estelares. Cada nuevo huésped interestelar, ya sea 1I/ʻOumuamua, 2I/Borisov o ahora 3I/ATLAS, nos recuerda que somos parte de una galaxia vasta y dinámica y que, a veces, el universo viene a nosotros.
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Hora de creación: 6 horas antes